José Ignacio Bel, doctor en Comunicación por la Universidad de Navarra y presidente del Forum Internacional de Ética y Derecho de la Información, abordará la ponencia “La ética informativa: un reto en la era de la posverdad”, en el I Congreso de Investigación en Comunicación y Sociedad Digital organizado por la USIL. En esta entrevista Bel conversa sobre lo complicado que se ha vuelto el ejercicio del quehacer periodístico en tiempos donde la tecnología permite tan fácilmente la desinformación.

“En estos momentos hay una cuestión que es el tema tecnológico. La mentira siempre ha existido, pero hasta esta época moderna esa mentira estaba dominada”, asegura Bel antes de señalar que el problema es que, con el desarrollo de la tecnología, la posibilidad de mentir se ha multiplicado por millones. “Tan es así que para los periodistas es muchas veces difícil discernir si están ante una fake news, un problema de información o una postverdad, porque no tienen la capacidad técnica de verla”, agrega.

¿Estamos en una época en la que la velocidad para producir noticias atenta contra el buen periodismo?

Evidentemente, es una triste realidad y que está condicionada porque las personas quieren estar informadas constantemente y con el último dato. Lo que prima es el titular, las noticias, el cambio constante. Antes, cuando cogíamos un periódico o una revista, teníamos 24 horas para leer. Pero un medio online cambia su contenido en cuestión de minutos, porque el público se lo demanda y por la propia lucha y competencia entre medios.

Hace poco en Perú un congresista propuso controlar los contenidos en los medios de comunicación.

He seguido con gran interés el tema y efectivamente el poder político siempre tiene la tendencia de intentar controlar a los medios. Es una tendencia en todos los países, pero esa no es una solución para conseguir una buena información. Solo serviría para conseguir la información que el poder político quiere.

Los titulares de hoy ya no aspiran a ser estéticos, sino que tratar de despertar un interés muy primitivo

Es una triste y dura realidad. En el periodismo vivimos un peligro que es la mezcla de la opinión y la información. La información decae y surge cada vez más la opinión. Esto atenta contra uno de los principios más importantes del periodismo que es separar ambas cosas. Los titulares muchas veces son opinativos y no informativos y buscan que hagamos clic. No se prima la información sino el deseo malsano de conocer hasta la última esencia de lo que ha dicho un artista.

El modelo de negocio del periodismo, basado en los anuncios, no ha cambiado en varias décadas. Sin embargo, hoy vemos iniciativas de emprendimientos periodísticos que tratan de buscar otras formas de financiamiento ¿Es esa una salida y una respuesta a la crisis de la calidad del periodismo?

La tecnología ahora permite que cualquier persona con muy pocos medios económicos se pueda convertir en un informador y no solo como parte del periodismo ciudadano, sino en un empresario que maneja un medio de comunicación y que no necesita de muchos medios técnicos ni materiales. La crisis económica ha supuesto una crisis en los medios de comunicación de tal manera que los medios tradicionales, al menos en España, están abocados casi a la desaparición, porque la publicidad ha bajado de manera alarmante. En eso surgen las nuevas tecnologías y nos permiten que cada ciudadano monte su propio medio de comunicación y es algo que está pasando y de pronto eso sirve para que los medios tradicionales se cuiden un poco más y cuiden un poco más la calidad de la información que producen.

¿Cuál es la responsabilidad del público cuando cree fácilmente en lo primero que lee desde su celular?

Hay un dicho que dice que no hay peor esclavo que el que quiere ser esclavo. No hay ciudadano más desinformado que aquel que acude y cree en noticias que le llegan a su móvil sin más. Uno tiene la capacidad de saber si un medio es ético o no, si se inclina por la verdad o no. Entonces el ciudadano tiene la obligación de apoyar a ese medio siempre y cuando sus ideas políticas y las de ese medio compaginen. La desgracia es que hoy en día desde el punto de vista ético la sociedad ha perdido muchos referentes de ética, la gente se inclina por intereses económicos, políticos, sexuales, de todo tipo y traslada esos intereses a la primacía de los medios.

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