Ana Lorena Elguera, directora académica de la carrera de Psicología de la USIL, recomienda desarrollar un vocabulario emocional, ayudar a entender qué sienten los menores, entre otros tips.
El desarrollo de la inteligencia emocional de los niños es una tarea imprescindible en su proceso formativo y una misión para los padres. Ana Lorena Elguera, directora académica de la carrera de Psicología de la USIL, explica que es vital manejar las emociones negativas de los menores, mantenerse perseverantes en el logro de sus metas, generar alta tolerancia a la frustración y manejar de manera óptima la incertidumbre, más aún en esta coyuntura o en tiempos difíciles.
Sin embargo, ¿cómo lograr el desarrollo de la inteligencia emocional de los niños?, ¿cómo vencer los propios temores y el deseo de hacer su vida fácil?, ¿cómo entrenarse para formar hombres y mujeres fuertes y capaces de mantener su salud mental sólida sin importar las circunstancias? El mejor método en la educación emocional es el ejemplo, recuerda Ana Lore Elguera: “El objetivo es que ellos vean a sus padres como su mejor modelo, que aprendan en base a lo que observan”.
Además, la directora académica de la carrera de Psicología de la USIL brinda cinco recomendaciones para potenciar la inteligencia emocional de los menores:
- Desarrollar su vocabulario emocional. Todo tiene un nombre, las emociones también. Por ello, es necesario que los niños sepan que pueden sentirse tristes, molestos, avergonzados, alegres, entusiasmados, confundidos o preocupados. Sobre todo, es importante que los hijos sean capaces de diferenciar cada estado emocional de una manera sencilla de acuerdo con su edad.
- Ayudarlos a entender qué sienten y explicarles de dónde vienen las emociones. Las emociones no vienen de aquello que nos pasó, sino de cómo interpretamos aquello que vivimos; es decir, vienen de nuestros pensamientos. Por ello, es necesario que los padres les enseñen a sus hijos la conexión de sus pensamientos y emociones y, sobre ello, la importancia de un autodiálogo positivo que les permita vencer los obstáculos y seguir adelante.
- No negar las emociones, sino darles un tiempo y espacio. No es recomendable negar una emoción, decir que no pasa nada cuando realmente sí ocurre. No es útil callar o sufrir en silencio; por el contrario, es mejor enseñarles a los hijos que podemos pedir ayuda y que es positivo hacerlo. Recordémosle que no podemos con todo, nuestra energía y fuerza no es sobrenatural, que siempre se necesita el apoyo de otras personas para seguir avanzando y lograr las metas. Crecer en equipo es la mejor forma de demostrar amor por el prójimo.
- Entrenar la respuesta emocional es equivalente a hacer ejercicio. Por ello, hay que reforzar este músculo y estar decididos a entrenar, especialmente frente a los hijos.
- No perder la voluntad es vital para la educación emocional. Continuar entrenándonos y mantenernos animados en el camino resulta clave para la salud mental de los padres y sus hijos.
Sobre Psicología
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