USIL promueve el trabajo multidisciplinario con un enfoque de aprendizaje vivencial, facilitando la interacción entre docentes, entrenadores, deportistas y alumnos. Esta metodología fortalece competencias como la investigación y el desarrollo de habilidades prácticas y técnicas en los futuros profesionales de la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte.
En esa línea, por la culminación del curso de Biomecánica Deportiva, se llevó a cabo una exhaustiva evaluación a los equipos de fútbol masculino y futsal femenino de USIL. Este evento, realizado en los laboratorios de biomecánica ubicados en el campus Pachacámac, se centró en analizar aspectos cruciales del rendimiento deportivo como la fuerza del tren inferior, la movilidad del tobillo, el índice de fuerza reactiva y la potencia anaeróbica.
Para medir la fuerza del tren inferior, se usaron plataformas de salto y pruebas de squat jump, counter movement jump y Abalakov, comenta el estudiante Julio Tarmeño. “Creo que conocer los valores obtenidos de los deportistas evaluados nos permite saber cuánto se preparan, así como sus preocupaciones y retos personales”, indicó.
Fabricio Murillo, otro de los estudiantes que participó en la evaluación, compartió su experiencia: “Este tipo de actividades son fundamentales para aplicar los conocimientos adquiridos en clase y mejorar nuestra capacidad de resolución de problemas en la práctica profesional”.
“El Índice de Fuerza Reactiva (RSI, por sus siglas en inglés) es una medida empleada en las ciencias del deporte para evaluar la capacidad de un atleta para cambiar rápidamente de una fase excéntrica (absorción de fuerza) a una fase concéntrica (producción de fuerza),” explicó Diomedes García, jefe del laboratorio de biomecánica.
Por otro lado, la evaluación de la movilidad del tobillo se realizó utilizando el test de Lunge, el cual proporciona información detallada sobre la profundidad y calidad de la movilidad articular en esta parte del cuerpo. Christian Yachas, también estudiante de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, comentó que la experiencia fue muy enriquecedora para su desarrollo profesional. “Aunque al principio hubo un poco de temor al manejar los equipos, con el tiempo nos sentimos más cómodos. Sería beneficioso participar en más de estas pruebas para reducir errores y mantenernos actualizados”, manifestó.
La potencia anaeróbica se evaluó utilizando el Cyclus2, un cicloergómetro especializado. Este tipo de evaluación es especialmente útil para atletas que dependen de la capacidad anaeróbica, como velocistas y jugadores de deportes de equipo, según Yohel Mendoza, jefe del laboratorio de Fisiología. Este tipo de evaluaciones no solo proporciona información valiosa para mejorar el rendimiento deportivo, sino que también enriquece la formación práctica de los estudiantes, preparándolos para sus futuros desafíos profesionales.