El 23 de mayo se celebra el día de las personas que realizan este acto voluntario. La Doctora María Mercedes Saravia, directora de la carrera de Medicina Humana de USIL, precisa algunos datos al respecto.

Los órganos de una persona donante pueden salvar la vida o ayudar a muchos pacientes, por lo que es importante conmemorar este acto altruista como una fecha especial para crear conciencia. Por ello, el 23 de mayo se celebra el Día del Donante de Órganos y Tejidos. Al respecto, la Doctora María Mercedes Saravia, directora de la carrera de Medicina Humana de USIL, explica el proceso de donación, la situación actual en el país y destierra algunos mitos.

La donación de órganos
Se puede realizar con personas vivas o en estado cadavérico. En el caso de las personas vivas, deben estar lo suficientemente informadas: conocer los riesgos de la operación y estar conscientes de hacerlo voluntariamente. En el estado cadavérico, la posibilidad de donación empieza desde la declaración de muerte encefálica, realizada por un neurólogo o neurocirujano, que termina siendo la condición médica básica para realizar este acto. La Ley peruana N ° 30473 establece que los familiares de los peruanos que decidan donar órganos a su muerte no podrán revocar la voluntad de esta persona tras su fallecimiento.

Los trasplantes de órganos de cadáveres son de aquellos que han consentido su voluntad de ser donadores en vida, lo cual se efectiviza a través de su aceptación al realizar el trámite de DNI.

Actualmente, los órganos que se pueden donar en el Perú son los riñones, el hígado, el corazón, los pulmones, el páncreas y el intestino. Estos seis órganos permiten realizar ocho trasplantes y salvar la vida a la mayoría de los receptores. Asimismo, se pueden donar y trasplantar tejidos (conjunto de células con funciones similares), como córneas, piel, huesos, tendones, músculos, válvulas cardiacas y arterias o venas, que probablemente no salvan vidas, pero mejoran la calidad de vida de las personas trasplantadas.

La donación es un acto voluntario, altruista, solidario, sin dar nada a cambio. Es un acto generoso, sin ánimo de lucro, de manera que no es posible obtener compensación económica de ningún tipo por la donación de ninguna parte del cuerpo humano. Además, se tiene que garantizar el anonimato y no se descarta a un posible donador cadáver por la edad, el sexo ni la condición social. Es un equipo médico el que determina la viabilidad de la donación, en coordinación previa con la familia.

La realidad de la donación en el Perú
En nuestro país existe una creciente necesidad de donantes de órganos, debido a que hay un gran número de pacientes con insuficiencia o falla orgánica en etapa terminal que ha aumentado, así como una mayor proporción de pacientes elegibles para realizarse esta intervención. Sin embargo, faltan donantes de órganos, lo que da como resultado una pérdida de vidas potencialmente evitables.

Perú es el penúltimo país de Latinoamérica en cuanto a la tasa de donación de órganos. El índice de donación en nuestro país es de dos donantes por cada millón de habitantes, cifra sumamente baja. Según EsSalud: “Dos a tres peruanos mueren al día esperando algún órgano o tejido. Más de siete mil pacientes se encuentran en la lista de espera de un trasplante”.

En América Latina, las cifras son muy variadas en cuanto a la donación de órganos. Uruguay es el país que lidera la lista de donantes: 23,78 donantes por millón de personas. En la región, Argentina, luego de impulsar una ley a favor de la donación, sube al segundo lugar. Este país cuenta con 20 donantes por millón de habitantes.

Con índices más bajos, están Chile y Ecuador, pero mayores que Perú. Estos tienen 10 y 7,7 donantes por millón de habitantes, respectivamente. El país líder a nivel mundial es España, que cuenta con 43,4 donantes por millón de habitantes.

En la actualidad en el Perú, afortunadamente en el último año han aumentado los números de trasplantes. Asimismo, el porcentaje de familias que rechazan la donación ha bajado de 76 % a 56 %.

Mitos o paradigmas sobre la donación

  • “El cuerpo queda desfigurado después de la donación”: falso. La extracción de órganos y tejidos se hace en condiciones estériles y en un quirófano apropiado, realizada por un equipo médico y de enfermería cualificado. El cuerpo no queda desfigurado y siempre se trata con el máximo respeto.
    
  • “Hay robo de órganos” o “Si soy donante, mis órganos pueden ser traficados para uso clandestino”: falso. Para realizar un trasplante, se deben tener estudios de histocompatibilidad, por ello ningún órgano puede darse a otra persona sin estos estudios. Asimismo, los órganos solo se preservan entre dos y ocho horas fuera del cuerpo humano.
    
  • “Puedo o puede todavía estar vivo”: falso. Esto es debido al desconocimiento del concepto de muerte encefálica, pues antes de proceder al trasplante, todo un equipo médico ha comprobado y certificado la muerte cerebral. Es comprensible que los familiares mantengan la esperanza de un cambio en la situación del paciente. Cabe destacar que la muerte cerebral no es un estado de coma ni un estado vegetativo, sino que es el estado final de la muerte definitiva (las funciones cerebrales se han detenido de manera irreversible).
    
  • “Si los doctores saben que soy donante, no harán todo lo necesario para salvarme”: falso. Los médicos hacemos un juramento hipocrático que nos obliga a salvar la vida y tratarla con dignidad y respeto.

Por todo ello, siempre se deben respaldar los esfuerzos de aumentar al máximo los trasplantes de órganos disponibles y asegurarlos con los más altos estándares éticos. Además, fomentar y promover la cultura de donación de órganos y tejidos, evidenciando su importancia en la consecución de una salud de calidad en los pacientes que sufren enfermedades irreversibles de algún órgano. El trasplante, generalmente, es la única alternativa para conservar la vida y se debe destacar el altruismo y mérito del donador y de su familia.

Sobre la carrera
Medicina Humana en USIL forma líderes del sector salud, médicos empáticos con sensibilidad humana, capaces de asumir los nuevos restos de la medicina del futuro a través de una sólida formación clínica y científica con responsabilidad social. Entérate de más, aquí.