El fundador y presidente del Directorio de la USIL, Raúl Diez Canseco Terry, publicó un artículo en el especial “CADE + Educación Ejecutiva”, de la edición de noviembre de la revista América Economía; en el que destaca la importancia de la formación y capacitación del capital humano en las empresas para aportar al desarrollo económico y social de los países.

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EDUCACIÓN: INVERTIR EN EL TALENTO

Raúl Diez Canseco Terry

Fundador presidente de la Corporación Educativa San Ignacio de Loyola (USIL) y exvicepresidente de la República del Perú.

En el último mes de vida que le quedaba a Steve Jobs, en medio de una metástasis terminal del cáncer que padecía, recibió en su casa a su competidor comercial más encarnizado en el mundo de la tecnología de la información, Bill Gates. El fundador de Apple tenía una gran preocupación sobre la evolución y el uso de las TIC en la educación.

Ambos coincidieron en vislumbrar el futuro de la escuela: niños con habilidades blandas desarrolladas, usando medios audiovisuales, interactivos, sin pizarras ni cuadernos, profesores guías y alumnos aprendiendo a razonar, formulando hipótesis y trabajando en equipo.

Camino al Bicentenario, el país debe insertarse de manera segura en esta vía. Invertir en investigación, ciencia y tecnología es invertir en desarrollar el talento nacional. Sabemos que el déficit en infraestructura educativa bordea los S/70 000 millones. Lo que no sabemos con exactitud es el déficit en formación del recurso humano, en tiempos de globalización y modernidad.

Si queremos tener recursos humanos mejor formados y capacitados que aporten al desarrollo económico y social de un país, debemos invertir en su formación educativa. Y aquí hay espacio para que la iniciativa privada pueda aportar e invertir de manera de manera decidida.

El modelo de obras por impuestos (OxI) es una alternativa que podría allanar ese camino. Desde su puesta en práctica en 2009 a la fecha, se han invertido más de S/ 1 200 millones en obras terminadas en diversos sectores y hay otros de S/ 2 000 millones en proyectos en pleno desarrollo. Solo el año pasado se invirtieron S/ 713 millones en 55 proyectos, de los cuales el 32 % fue obras del sector transportes, el 28 % de educación y el 20 % de salud.

Inicialmente OxI fue solo para proyectos del ámbito local y regional, pero a partir del 2013 se amplió al ámbito nacional para proyectos de envergadura. La ventaja de este mecanismo para la empresa privada es que se trata de un modelo de gestión que transfiere los riesgos del diseño y construcción del sector público íntegramente al privado. El privado es el financista y asume la responsabilidad de un buen expediente técnico y de garantizar la calidad de la obra.

Este trato directo de la empresa privada con el contratista elimina el trato entre el funcionario público y la empresa adjudicataria de la obra, lo que reduce sustantivamente el riesgo de corrupción que se da cuando se utiliza el modelo de adjudicación directa o a través de subcontrata, vía la Ley de Contrataciones del Estado.
Las obras por impuestos, que funcionan muy bien para proyectos de fierro y cemento – el hardware educativo–, podrían también funcionar para invertir en el software educativo, que es la formación del recurso humano, el alumno, en todos los niveles de su formación.

Beca 18, por ejemplo, que hoy solo cubre el desarrollo del talento de los sectores más pobres, puede extenderse vía este nuevo mecanismo de inversión en software educativo a los alumnos más destacados de los niveles medios emergentes, que requieren también de apoyo para no perder su talento potencial.

Estoy seguro de que los empresarios del Perú no tendrían problema alguno en apoyar iniciativas de este tipo. La Sociedad Nacional de Industrias lo hizo hace 58 años al apoyar la fundación del Senati. Experiencias similares ocurren con Tecsup, vinculado al sector industrial y minero; Censico, vinculado a Capeco, gremio de la construcción; Inictel, vinculado a empresas de telecomunicaciones y Cenfotur, vinculado al sector turismo.

El avance que Moquegua ha tenido en educación no podría entenderse sin la participación de Southern Copper: solo este año, la empresa minera tiene previsto invertir S/108 millones para educación digital TIC.

El futuro de la educación requiere no solo del compromiso de todos, sino nuevas ideas, nuevos mecanismos y nuevos retos. Estudios realizados por IBM aseguran que el uso de la realidad virtual en la educación multiplica hasta por diez la capacidad de comprensión en los estudiantes.

El mecanismo de obras por impuestos puede dar el salto a ser una unidad ejecutora especializada, técnicamente gerenciada, y servir para invertir en nuevas herramientas digitales de educación que desarrollen el talento humano. Hoy existen más de S/1000 millones para colegios e institutos del sector educación bajo esta modalidad. La cifra podría duplicarse si se asume el reto de investir en software educativo.

Manejar estos fondos con inteligencia, rapidez y garantía requiere a su vez nuevos profesionales especializados en este mecanismo de obras por impuestos, desde la presentación de iniciativas, realización de perfiles y estudios técnicos, hasta diseñar el mecanismo de ejecución y supervisión de obra. ProInversión podría estructurar una malla curricular y solicitar el concurso de universidades públicas y privadas para aportar en la formación de estos nuevos profesionales.

La lección que nos deja Steve Jobs y Bill Gates al preocuparse por el futuro de la educación y el rol de sus respectivas compañías es que podemos ser competidores en nuestros sectores, pero la educación es un tema que nos une a todos, y que el país requiere para competir en este mundo globalizado y altamente tecnologizado que ya tenemos entre nosotros. Invertir en el talento nacional debería ser ahora nuestra principal preocupación.