El mundo cambió. Nuestra forma de relacionarnos es diferente. La forma de expresar nuestras emociones, de trabajar, estudiar, criar a nuestros hijos no es la misma. Actualmente la humanidad se encuentra en riesgo por encontrarnos en medio de una pandemia que nos afecta a todos sin excepción, sin importar edad, sexo, nivel socioeconómico ni cualquier otra condición. No obstante, la vida debe continuar y debemos ser capaces de poner a nuestro servicio y al de la comunidad, nuestros valores, virtudes, fortalezas, a fin de salir fortalecidos de esta experiencia, sin exponernos ni exponer a quienes más amamos.
Una de las situaciones que más nos preocupa es que en distintos aspectos estamos viendo detenida nuestra vida. Incluso, en práctica terapéutica es muy frecuente escuchar a los pacientes decir que no son protagonistas de su propia vida; sin embargo, es vital darnos cuenta de que, aunque el tiempo parece haberse detenido, sigue avanzando, así sea con nosotros continuando o no.
Es necesario desarrollar nuestra vida con todos los cuidados posibles, siguiendo los protocolos y buscando la menor exposición, para garantizar nuestra salud integral y continuar con nuestro quehacer, ya sea en verano, invierno o cualquier estación. Lo importante es mantenernos a salvo. Este es el momento de cuidarnos, de no bajar la guardia, de vencer nuestro propio egocentrismo y pensar que, en nuestro país, hay muchas personas luchando por sus vidas o por conseguir una cama en las unidades de cuidados intensivos que ya están saturadas. Vencer nuestro egoísmo, nos garantizará no solo cuidar de nosotros mismos y nuestras familias, sino también de la comunidad a nuestro alrededor. Ser empático con las necesidades del resto es imperativo, ahora más que nunca.
Para vencer la ansiedad de salir en cualquier temporada del año es necesario seguir algunas recomendaciones:
- Seguir al pie de la letra todos los protocolos. La COVID-19 es una enfermedad real y no sabemos cómo podremos responder ante este virus. No conocemos nuestra reacción ni la respuesta de nuestro organismo. Por ello, es imprescindible que nos cuidemos.
- La distancia social, el uso de mascarillas, la prohibición de reuniones familiares o sociales son normas que deben ser respetadas para mantenernos sanos.
- Ser empático con las necesidades del prójimo. Incluso hay muchas opciones de hacer voluntariado desde la comodidad y la seguridad de nuestros hogares.
- Una golondrina no hace el verano. Si nuestra proyección de vida es de, aproximadamente, 70 años, podemos “sacrificar” un verano para mantenernos bien, sanos y rodeados del amor de nuestros seres queridos.
- Pensar, analizar la información que recibimos, incluso revisar la fuente, es necesario para no fomentar miedo ni generar una cultura de inestabilidad a nuestro alrededor.
Sigamos viviendo con mayor seguridad, aprendiendo a ser felices de distinta manera y, a pesar de las distancias, encontrar formas de mantenernos ocupados y comunicados con aquellas personas que antes veíamos, pero ahora no queremos poner en riesgo. Son acciones necesarias para vencer nuestra ansiedad e incluso nuestro egoísmo.
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