Ricarte Cortez participa en equipo de Musicalización de documental rodado en la región Huancavelica, que se estrenará en marzo de 2024.
Un estudiante de la carrera de Música de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL) formó parte del equipo encargado de la musicalización de la película documental “Misión Kipi”, de la periodista y conductora de TV Sonaly Tuesta. La película se estrenará en marzo del próximo año.
Se trata de Ricarte Cortez, quien, junto con Amaru Boluarte y Sebastián Alva, asumieron la investigación en campo y el diseño de la musicalización del documental. La historia de este trabajo cinematográfico se presentó en un conversatorio sobre la película que tuvo lugar en la USIL, organizado por la carrera de Música, que dirige Carlos Ramírez.
Misión Kipi se desarrolla en el distrito rural de Colcabamba (Tayacaja, Huancavelica), a casi 3000 metros de altura. Su protagonista es el profesor Walter Velásquez, quien durante la pandemia creó a Kipi, una niña robot hecha con materiales reciclados.
El profesor Velásquez tenía a su cargo a 60 estudiantes, de los cuales solo la mitad tenía acceso a un celular para continuar recibiendo clases y seguir sus indicaciones para las tareas. Los otros treinta estudiantes vivían en caseríos distantes y no podían conectarse.
“Ante esa situación, Walter creó a Kipi durante la pandemia, aprovechando sus conocimientos en tecnología y robótica, y su gran vocación, para que sus estudiantes siguieran aprendiendo a pesar de la distancia y la falta de conectividad”, explicó la directora Sonaly Tuesta.
La historia de vocación y creatividad de este maestro fue recogida por algunos medios de comunicación durante la pandemia, y Tuesta, quien ha dedicado su carrera profesional a contar historias desde el mundo rural del Perú y sus saberes ancestrales, le prestó mucha atención y empezó a preparar un guion.
Como primer asistente de dirección de la película, participa el periodista Manuel Rodríguez, quien contó cómo se hizo el guion literario y luego el técnico, pero “ya en pleno rodaje y en el campo, exactamente no sabemos lo que ocurrirá ni lo que puede desatarse”.
Agregó que en todo el proceso de rodaje y producción hay que tomar decisiones sobre los tiempos de cada etapa para pulir el trabajo y dejarlo como uno esperaba. “Nunca se siente que todo está listo, pero hay que saber decir ‘hasta aquí nomás’”, agregó Tuesta.
Contar la historia con música
Después del rodaje, sigue la postproducción, donde entra el proceso de musicalización, en el cual, a partir de la música elegida y compuesta, también se cuenta una historia.
“Estuvimos en Colcabamba, y trabajar en esta película documental fue la oportunidad para jugar con instrumentos del Ande, usar guitarras, pero también con sonidos de la tecnología, como sintetizadores, que reflejen el proceso de la historia”, explicó Ricarte Cortez, alumno de Música.
“La canción inicial es un solo de guitarra, y conforme avanza la película, van apareciendo otros sonidos, inclusive de instrumentos tecnológicos, y se produce un encuentro”, detalló.
En el conversatorio participaron estudiantes de la Facultad de Comunicación y de la carrera de Música, cuyo director, Carlos Ramírez, señaló que, así como en la gastronomía, en la expresión musical también hay mixturas.
“Como decía José María Arguedas, somos un país de todas las sangres. Estas esencias son algo que debemos buscar, encontrarlas y amarlas”, expresó.