Escrito por: Carla Olivieri, Decana de Facultad de Ciencias Empresariales de la USIL. 26-01-2016.

Hace unos días vi la película sobre el fundador de Apple y me encantó observar a un Steve Jobs que fracasó en muchos de sus emprendimientos, pero también supo sortear las dificultades. En gran parte lo pudo hacer por creer en su proyecto, pero también por su autoconfianza. 

Si vemos el caso de otros emprendedores, ya sean grandes como Carlos Rodríguez Pastor del grupo Intercorp o Eduardo Belmont de Belcorp, o más pequeños como los egresados de universidades que inician un negocio, podemos ver que en su trayecto para alcanzar el éxito, ellos también tienen caídas y en algunos casos llegan a tocar fondo.

Los que salen adelante son los que tienen un alto grado de confianza y seguridad en ellos mismos, que se traduce en determinación. La determinación: factor crucial para que el emprendedor se levante de las caídas.

¿Qué define esta determinación y autoconfianza?
Primero: Tener una visión, un sueño empresarial tan potente y movilizador que hace que fracasar se vuelva insignificante. Miren como Jobs tomó el fracaso de la Macintosh.  Su sueño no le permitió quedarse en el piso; se levantó. Creer en ese sueño y creer en la capacidad de uno para lograrlo es el principal motor de todo emprendedor.
Segundo: Entrenarnos para incrementar esa confianza y así mitigar nuestros temores o limitaciones.

¿Cómo debemos entrenarnos? Algunos consejos:
- Producto en transformación: Siempre recordar que las personas no somos productos terminados, sino que somos un proceso en constante transformación. Cualquier mala experiencia que hayamos tenido no determina quién somos.  Es un aprendizaje en este proceso de cambio hacia la mejora.

- Libro de logros: Como humanos, tenemos una tendencia natural de fijarnos en lo negativo y pensar en las cosas malas que nos suceden en lugar de contar nuestros logros y todas las cosas positivas que hicimos para conseguirlos. Una idea sencilla es mantener un diario donde uno registre sus logros y mejores prácticas.  Así como en un libro contable registro mis ingresos, este es un libro donde registro mis “ganancias” en término de logros. Esto genera una sensación positiva de alegría y, cuando enfrento dificultades, vale la pena releer el libro para recordarnos que sí somos capaces de hacer cosas buenas y de hacer cosas aún mejores en el futuro.

- No solo se escuche, háblese a sí mismo: Escucharse a sí mismo es importante, pero aún más, es hablarse.  El peligro de escucharse es que a menudo ese “yo interno” que nos habla se convierte en una víctima concentrándose en las cosas negativas que pasan o han pasado. Hablarse es importante; pero la forma como me hablo lo es más.  Y acá es donde el emprendedor debe aprender del deportista competitivo que siempre se habla como si fuese un ganador.  Intenten hacer el ejercicio de hablarse como campeones.

Háganlo por una semana, todos los días aliméntense de pensamientos positivos más que escucharse como víctimas y verán la garra que sacan.  Frases simples que pueden sonar cursis pero que funcionan.  Acuérdense que ser emprendedores de por sí los hace “extraordinarios”, son personas que asumen más riesgos de lo normal; que luchan por un sueño, que superan barreras y -lo más simpático– que convencen y entusiasman a otros a ser parte de sus sueños, ya sea  financiándolos, como socios o clientes.

Cómo podemos pretender que un banco o un inversor crea en nuestras ideas si no somos capaces de creer en nosotros mismos.  Para el emprendedor entonces, la auto-confianza es una característica clave, pero muchas veces ignorada.

Fuente: Revista Gan@ Más / Opinión / Pág. 20 / 26-01-2016