Esta es una historia que todavía no acaba, pero que concluirá pronto y podría marcar un antes y un después en diferentes sectores de la economía y la ciencia. En este caso los protagonistas son los investigadores de la USIL, liderados por la doctora Ana María Muñoz y el villano es un clásico de todos los tiempos: el tiempo.
Para junio de este 2022 Muñoz y su equipo deberán concluir sus investigaciones sobre el aceite de sinami, una palmera que crece en el corazón de Madre de Dios, en la selva peruana. Y será a finales de este año que presentarán los resultados en una revista de prestigio científico. Los estudios preliminares han demostrado que el aceite de sinami posee alto contenido de ácido linoléico, omega 6 y ácido palmítico, lo que lo convierte en un potencial insumo para los productos de los sectores cosméticos y farmacéuticos.
“Los estudios iniciaron en el 2019, pero pronto llegó la pandemia y nuestras posibilidades de seguir investigando se redujeron. Más sabiendo que el fruto es totalmente estacional, sólo aparece entre octubre y febrero. Por acuerdos previos, teníamos que haber entregado los resultados antes, pero pudimos obtener seis meses de extensión. No obstante, esos seis meses no compensan los casi dos años de pandemia. Por eso estamos trabajando muy fuerte y enfocados para llegar con la entrega”, explica Muñoz para entender que esta es una verdadera carrera contra el tiempo.
El trabajo de los investigadores de la USIL ha sido incansable y no solo se ha enfocado en los estudios de las propiedades del aceite, sino también en las diferentes formas de extracción, sus características en cuanto a la calidad y maneras de sistematizarla. Asimismo, se han preocupado de que las personas que se encargan de recolectar el fruto lo hagan de forma correcta y eviten dañar la palmera.
“Además de generar información y datos sobre un aceite que nunca ha sido estudiado en el Perú, queremos hacer una transferencia de conocimiento. Por eso, mi equipo y yo vamos a viajar a Madre de Dios para compartir lo que hemos encontrado con el fin de que las personas que ya utilizan de forma habitual este fruto puedan innovar y encontrarle nuevos usos”, señala Muñoz.
La investigación del aceito de sinami es financiado por Concytec, con apoyo del Banco Mundial y cuenta como aliados al Cite Madera de Madre de Dios, a la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA) y el laboratorio Alimentónica, que pertenece a Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC).
En paralelo se están realizando tres maestrías sobre el uso del aceite de sinami que posee la “torta”, una especie de masa que queda luego de la extracción del aceite. Esta masa con forma de torta aplastada todavía contiene propiedades es tema de dos maestrías de USIL y una de la Universidad de Madre de Dios.
De esta manera, Muñoz lidera un trabajo a contrarreloj que está segura de concluir con alta calidad y compromiso. Los resultados de estos estudios pueden replantear los productos de dos importantes sectores económicos y volver a colocar al Perú como un país con una riqueza biológica sin comparación en el mundo.