Sistema integrado de salud universal, permitiría, además, disminuir la informalidad.
Una reforma integral del sector Salud exitosa, como la emprendida en los noventa con la reforma económica que independizó el BCR de los vaivenes políticos y la reforma de la educación de la década siguiente que mantuvo la evaluación docente, debe ser la consecuencia de la pandemia que ha desnudado las vulnerabilidades y deficiencias en este sector.
Esta fue una de las conclusiones a las que llegó un grupo de expertos de la salud y la economía que participaron de la conferencia virtual “Un nuevo enfoque del sistema de salud en la era post COVID-19”, organizada por la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL).
Esta reforma debería contener un sistema de salud universal, que integre a todos los operadores del país para brindar un servicio de calidad y equitativo, lo cual tendría un impacto positivo sobre la productividad y reduciría la informalidad del país, pero, sobre todo, garantizaría la protección de la población.
El exministro de Economía, Alfredo Thorne, destacó la importancia que ha tenido la disciplina económica en los últimos gobiernos, la cual está permitiendo enfrentar la grave crisis sanitaria producto de la pandemia que afecta a todo el mundo.
“Nuestro país necesita un sistema de salud resiliente e integrado, que pueda multiplicar sus recursos y hacer frente a crisis como las que hoy estamos viviendo”, añadió el Thorne, por lo que planteó un Plan Esencial de Aseguramiento de Salud, un sistema de asegurado único, un sistema único de compra, y fortalecer la rectoría y fiscalización del Ministerio de Salud y de la Superintendencia Nacional de Salud.
Por su parte, la exministra de Salud, Patricia García, propuso una reingeniería que incluya clínicas familiares cerca de las casas, clínicas de urgencia que atiendan las 24 horas y hospitales en red con clínicas privadas para atender casos de mayor complejidad. Además de la incorporación de la tecnología para integrar a los individuos, las clínicas y los hospitales; así como ofrecer la telemedicina.
Sostuvo que la rectoría del sistema de salud debe darse con participación del Estado, la academia y los operadores privados de salud, donde las personas sean el centro de todo el sistema.
Para el exministro de Salud, Carlos Vallejos, la única fórmula debe ser la cooperación entre todas las instituciones, donde el Minsa tenga la rectoría y proponga planes a largo plazo, que permitan cambios sustanciales y sostenibles, tal como se ha hecho en el campo económico.
Finalmente, el fundador presidente de la USIL, Raúl Diez Canseco Terry, propuso la creación de un sistema de salud unificado, presidido por alguien que no sea político y que trascienda a los gobiernos de turno; así como incorporar la tecnología para atender, especialmente, a la población que vive en las zonas más alejadas del país.
EL DATO: 117 millones de atenciones al año se realizan en el país. 183 mil trabajadores de salud dependen del Minsa en 8 mil establecimientos. 16 millones de peruanos cuentan con el Seguro Integral de Salud.