Afirmó Patricio Abarca, director de Escuela de Educación de la Universidad Mayor de Chile, en el Primer Congreso Internacional “Iniciativa docente en el contexto digital”. 

Los sistemas educativos tuvieron que reinventarse para responder a las necesidades educativas en un contexto de emergencia, afirmó el director de Escuela de Educación de la Universidad Mayor de Chile, Patricio Abarca Castro, en el Primer congreso internacional “Iniciativa docente en el contexto digital”, organizado Universidad San Ignacio de Loyola.

“Respondimos al contexto y la necesidad.  Ahora la educación digital requiere de un currículum desde lo digital, pensando en la experiencia de aprendizaje”, agregó.

Dijo que en el actual contexto educativo que existe en Latinoamérica, con una brecha digital significativa, nos debe llevar a asumir el desafío de incorporar la educación digital en combinación con la educación presencial. 

Señaló que la preparación de los docentes en estos temas es fundamental, no solo en el uso de plataformas o recursos, sino en la planificación de experiencias de aprendizaje y en estrategias para el desarrollo del pensamiento crítico para el uso de la tecnología digital. 

En ese sentido, refirió que una de las dificultades presentes en el contexto actual es la tendencia a reproducir la clase presencial vía plataformas, centradas en la exposición de contenidos y no en el aprendizaje. 

“Pensar en la educación digital supone la generación de experiencias sincrónicas y asincrónicas, con rutas de trabajo que permitan la interacción constante en diferentes instancias”, explicó.

El educador recomendó, además, desarrollar en los estudiantes competencias de autonomía para el aprendizaje.

“El desarrollo de una autonomía progresiva es fundamental para que los estudiantes puedan aprender de las diversas experiencias que provee la educación digital, con docentes preparados para asumir un rol diferente en el contexto virtual”, señaló. 

El dato:
Según el Minedu, en nuestro país, el año pasado, 210,868 alumnos de la educación básica regular interrumpieron sus estudios; mientras que el nivel superior, 174,000 jóvenes abandonaron las diferentes universidades del país.