La USIL reconoció a Rosario Diez Canseco por su destacada trayectoria académica y su labor social en comunidades vulnerables de Lima.

USIL otorga doctorado honoris causa a Rosario Diez Canseco

La socióloga Rosario Diez Canseco Terry recibió el doctorado honoris causa de la Universidad San Ignacio de Loyola en reconocimiento a su trayectoria y compromiso con los valores institucionales, así como a su labor social en zonas vulnerables de Lima.

Durante la ceremonia, el rector Jorge Talavera destacó que la homenajeada encarna dedicación, sensibilidad y una profunda vocación de servicio, cualidades que —dijo— coinciden con los pilares que inspiran a la USIL: educación, emprendimiento y solidaridad.

En su laudatio, la vicerrectora académica, Erika Valdivieso, señaló que el reconocimiento no solo simboliza la excelencia académica, sino que también refleja una obra que expresa los principios que guían a la universidad.

Recordó, además, su aporte como una de las primeras docentes de letras de la Academia San Ignacio de Loyola, institución que hace más de 50 años inició lo que hoy es la Corporación Educativa USIL.

Valdivieso repasó la trayectoria de Rosario en el aula y su presencia constante en comunidades de Comas, donde, durante más de quince años, acompañó a las familias del distrito, compartiendo desafíos, alegrías y mensajes de aliento que fortalecieron sus procesos de superación.

El momento más emotivo llegó con las palabras de sus hijos, quienes resaltaron su vida de entrega, fe y trabajo incansable para construir un entorno justo, convencidos de que su ejemplo demuestra que los pequeños gestos pueden transformar la vida de las personas.

En su discurso, Rosario evocó sus caminatas por los cerros de Comas para llevar apoyo a quienes enfrentan adversidades diarias y agradeció la presencia constante de su hermano Raúl, a quien describió como un gladiador que nunca dejó de impulsarla a seguir adelante.

“Siempre he tenido la mano extendida de mi hermano para seguir adelante. Tengo el mejor hermano del mundo”, afirmó al señalar que él es ejemplo de la frase: “La grandeza nace de un corazón que se niega a ser vencido”.

Raúl Diez Canseco, por su parte, subrayó los valores que definen a su hermana, su vocación de ayuda y su profunda devoción al Señor de los Milagros, recordando también episodios de su infancia que —dijo— revelan su espíritu solidario y su capacidad para alentar en los momentos difíciles.

“Charito ha sido fuente de inspiración, quien siempre tenía una palabra de aliento en los momentos difíciles”, afirmó Diez Canseco al señalar que “San Ignacio está retratado en Charito, porque más que una institución académica es un lugar de encuentro, fe y esperanza”.

La ceremonia reunió a amigos, educadores y vecinos beneficiados por su labor social, quienes destacaron su entrega desinteresada en sectores vulnerables y su legado docente, presente en varias generaciones formadas en la Academia San Ignacio de Loyola.