Durante la vida universitaria, la correcta alimentación es muy importante, pues en esta etapa surgen muchos cambios (corporales, emocionales y variación de estilos de vida) que afectan directamente las necesidades de las personas.

Adriana Carulla, docente de la Maestría en Gestión de Negocios de Nutrición de la Universidad San Ignacio de Loyola (USIL), explica que, ya que la vida universitaria obliga a los jóvenes a ser más independientes y tomar propias decisiones sobre su alimentación, es necesario tener conocimiento previo y sólido en nutrición para elegir las mejores opciones de comida.

“El hecho de no poder llegar a casa a comer o tener muchas clases, actividades y obligaciones, invita a los a los universitarios a optar por alimentos procesados de bajo de costo y valor nutricional, altos en grasa y azúcar. Sin embargo, estos no logran cubrir los nutrientes que el cuerpo necesita”, comenta Carulla.

Cuatro consejos

La docente de la Maestría en Gestión de Negocios de Nutrición de USIL recuerda que, en la adolescencia y los primeros años de vida adulta, los hombres requieren un promedio de 2,800 calorías y, las mujeres, 2,200, sin incluir el gasto energético por actividades deportivas. Para cumplir esta recomendación, Carulla comparte cuatro consejos:

  1. Tomar buen desayuno. Sin este alimento, nadie se puede concentrar por completo durante el día. Además, sin desayunar, el cansancio aumenta y el hambre excesiva hace que los jóvenes busquen alimentos procesados altos en azúcar y grasa que se deben evitar. “Un buen desayuno debería contener alimentos como fruta fresca o deshidratada, avena, queso yogur, cereal integral, granola, jugos frescos, etc.”, señala Carulla.
  2. Tener a la mano un snack. Al elegir cuál llevar a la universidad, se debe tener en cuenta la practicidad. Son recomendables los alimentos como frutas (mandarina, plátano o manzana), queso, canchita, frutos secos (maní o almendras), yogurt, entre otros.
  3. Tener cuidado con las bebidas con azúcar. Ello incluye cafés, jugos, gaseosas, entre otros que suman calorías sin que uno se dé cuenta. Por ejemplo, una botella personal de gaseosa tiene 270 calorías, en promedio, mientras un café helado tiene unas 350 calorías.
  4. Sé organizado. Si se va a pasar muchas horas en la universidad, la clave es la organización. Comer saludable no simplemente sucede, hay que organizarse y, sobre todo, prevenir dejar largas horas sin comer.

El rol de la universidad

Es importante que las universidades ofrezcan a sus alumnos alimentos frescos, nutritivos y accesibles para contribuir con el estilo saludable. La USIL, por ejemplo, está totalmente comprometida e involucrada con la Ley 30021, Ley de Promoción de la Alimentación Saludable. Una de las medidas que aplica para contribuir con ello es contar con máquinas expendedoras que únicamente venden alimentos saludables: galletas integrales, frutos secos, agua, entre otros.

Además, como parte del compromiso de contribuir con el estilo de vida saludable de la comunidad, la Universidad San Ignacio de Loyola ofrece la Maestría en Gestión de Negocios de Nutrición que permite que sus alumnos al egresar integren equipos multidisciplinarios que brinden asesorías a personas, empresas o instituciones nacionales e internacionales en el área de producción, economía y comercialización de alimentos en cuanto al valor nutricional y el grado de aceptabilidad.

Asimismo, el egresado de esta maestría puede diseñar programas de promoción de la salud y prevención de problemas alimenticios – nutricionales con responsabilidad social, así como elaborar planes de atención nutricional según la situación de salud y de acuerdo a indicadores clínicos. Para más información, ingresa aquí.