Por: Juan Pablo de la Guerra
En el informe general de los objetivos del milenio del 2005 planteado por las NU no se incluyó nada acerca de la discapacidad ni de las personas con discapacidad. Desde el 2012 estos temas se encuentran incluidos en la Agenda para el Desarrollo como un subtítulo dentro del acápite “desigualdad”.
A pesar de los esfuerzos realizados por investigadores, sistemas políticos y el propio colectivo de discapacitados, vivimos en una sociedad en la que las personas con discapacidad están en desventaja: son discriminadas. Más recientemente, se ha aceptado de forma general que la discapacidad no debe ser motivo para impedir el pleno acceso a los derechos humanos y la participación plena en la sociedad. Así, por ejemplo, la UNESCO ha elaborado un conjunto de principios en que se basa el tratamiento de las personas con discapacidad y en la misma línea ha trabajado la Agencia Europea de Derechos Fundamentales.
Las personas con discapacidad tienen dificultades para acceder al mercado laboral, para alcanzar los distintos niveles educativos. Por tanto, la discapacidad sí influye en la posición del individuo en la estructura social y por supuesto en su capital.
Un gran avance ha sido el realizado por la fundación GRI y la fundación ONCE en materia de inclusión de personas con discapacidad. Para Michael Meehan, director ejecutivo de GRI, las personas con discapacidad constituyen la minoría más amplia del mundo; sin embargo, en gran medida, todavía son marginadas en nuestras sociedades.
Por esta razón es importante que las organizaciones reconozcan de qué manera repercuten en los derechos de estas personas. Es así que GRI y ONCE han elaborado una herramienta práctica que ayuda a las organizaciones a divulgar públicamente su compromiso con el respeto y la promoción de los derechos de las personas con discapacidad. Esta herramienta podrá repercutir de forma positiva o negativa en los derechos de estas personas, así como en qué contenidos de GRI pueden fundamentarse las memorias relativas a tales repercusiones.
La pregunta que todas las empresas deben hacerse hoy en día es ¿Cómo adecuar mi empresa para el cambio?
Para incluir a personas con discapacidad es necesario realizar un diagnóstico organizacional que permitirá conocer la situación real de la empresa, así como evaluar la organización desde los colaboradores, grado de sensibilidad y compromiso, verificar el nivel de accesibilidad de la empresa en cuanto a las barreras arquitectónicas tanto de las áreas de acceso a público externo como zonas específicas internas que requieran accesibilidad; y realizar un cruce de perfiles identificando los tipos de discapacidad más adecuados para los diferentes puestos de trabajo.
Una adecuada inclusión laboral de personas con discapacidad genera ambientes laborales más tolerantes, inclusivos y productivos con colaboradores sensibilizados y enriquecidos gracias a experiencias de intercambio con otras realidades. Fortalece el compromiso y lealtad de los colaboradores, aumentando los niveles de eficiencia y reducción de costos operativos.