Por el Arq. Gabriel Castrejon Galvan, egresado y titulado de la carrera de Arquitectura, Urbanismo y Territorio de la USIL. Cursa una especialización en Desarrollo Inmobiliario y suma cuatro años de experiencia en el sector Inmobiliario. Actualmente es analista de Arquitectura en el equipo de Desarrollo y Activos Inmobiliario en Urbanova, brazo inmobiliario del grupo Breca 

En los últimos 20 años se ha producido un importante desarrollo constructivo e inmobiliario que ha modelado poco a poco la ciudad. Sin embargo, a pesar del crecimiento relativo de nuestro skyline vertical (en las zonas céntricas de la ciudad) y horizontal (zonas periféricas), este no ha sido muy benevolente con sus ciudadanos.  

Dicho enfoque de ciudad, que da la espalda a sus ciudadanos, ha prevalecido por muchos años en nuestra Lima. Pese a ello, recientemente, tanto el sector público como el privado, migran (aun tímidamente, en mi opinión) hacia un diseño en donde el peatón se está priorizando en desarrollos privados, con el boulevard Mantaro de San Miguel o la plaza Carpaccio de San Borja; y en desarrollos públicos, con la remodelación del jirón Ucayali en el Centro Histórico o la ampliación peatonal de la avenida Diagonal de Miraflores, que traen nuevos estándares de innovación, paisajismo y confort para el desarrollo de espacios públicos orientados al peatón y su escala. 

Hoy en el mundo existe una variedad de mecanismos urbanos que incentivan la generación de espacios a escala peatonal, y uno de ellos son los llamados POPS (Private Owner Public Space), espacios destinados al uso público y de libre acceso, pero de dominio y administración privada. 

 ¿Por qué en el mundo se presentan este tipo de iniciativas privadas cediendo espacio libre? La respuesta es sencilla: los desarrolladores entienden que los únicos protagonistas son las personas y la experimentación que esté a su alcance, la cual está relacionada a la escala sensorial que pueda tener tanto puertas adentro, como usuario, como a puertas afueras, como peatón. Dichos factores han sido determinantes para que actores públicos y privados entiendan la importancia de trabajar colaborativamente para garantizar los espacios necesarios dentro de la ciudad, y que estos sean generosos con los sentidos de aquellos que los usarán.  

Pero para el éxito de estas iniciativas es necesario que ambos interlocutores estén en sintonía y realicen una simbiosis destinada a la priorización del peatón en la ciudad, no perdiendo el norte ni el rol que cumple cada uno de los actores; ya sea el sector público con los municipios locales y/o provinciales, que tiene la capacidad de generar normas y ordenanzas para brindar valor al suelo; como el privado, con la capacidad para capturar ese valor, procesarlo y ponerlo al servicio y el uso de los ciudadanos.  

Con cada rol definido, y a medida que los mecanismos urbanos y alianzas público-privados sean más usuales en el día a día de nuestras ciudades, podremos ver calles más activas y vivas, áreas recreativas sin rejas donde cualquiera pueda entrar a disfrutar una sombra de árbol en verano y vecindarios donde conozcamos a nuestros vecinos, situación que hoy nuestras construcciones nos han negado. Pronto podremos vivir en una ciudad más humana. 

Sobre Arquitectura 

La carrera de Arquitectura, Urbanismo y Territorio de la USIL forma líderes que impacten en la vida de las personas a través de proyectos innovadores que integren el manejo del espacio arquitectónico, urbano y local para impulsar el desarrollo del país. Entérate más aquí.