América Latina y el Caribe es la región con la segunda cifra más alta de inseguridad alimentaria a nivel mundial.
Cuatro de cada diez personas en América Latina y el Caribe experimentaron inseguridad alimentaria durante la primera fase de la pandemia de la covid-19, reveló un estudio realizado por la Universidad San Ignacio de Loyola y otros centros de educación superior de Perú.
Se estima que la región tiene la segunda cifra más alta de inseguridad alimentaria a nivel mundial (40.9 %). Esta problemática se analizó en trece países de la región: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú y República Dominicana.
El estudio advierte que la inseguridad alimentaria se incrementaría debido al número de personas de 5 a 18 años que habiten en un hogar, el número de hombres, la enfermedad, el accidente o la muerte de un asalariado, el gasto de salud debido a la covid-19 u otra enfermedad y la pérdida del trabajo de cualquier miembro del hogar.
También se encontró que los hogares rurales presentan mayor prevalencia de inseguridad alimentaria. Esto se puede atribuir a que las poblaciones rurales tienen mayores tasas de empleo informal, viven en condiciones de extrema pobreza y tienen mayores dificultades para distribuir y transportar sus productos agrícolas.
Otro factor crítico en la inseguridad alimentaria es la agricultura, ya que este sector juega un papel estratégico en la mejora de la disponibilidad de alimentos.
Durante la pandemia existió un aumento en el precio y una disminución de la calidad de los alimentos debido a las restricciones a la importación, el cierre de restaurantes y mercados minoristas de bajo presupuesto, el cese de la producción agrícola familiar y mercadeo, y un aumento de la pobreza debido a las altas tasas de desempleo e informalidad.
Como consecuencia, los alimentos poco saludables (alimentos con alto contenido en grasas saturadas y azúcares añadidos) se convirtieron en la alternativa más económica para las familias debido al aumento de los precios de los alimentos con alto contenido nutricional (frutas, hortalizas y legumbres), lo que ha repercutido negativamente en la calidad nutricional de la dieta y contribuyó a la doble carga de la malnutrición.
Tras estos hallazgos, los investigadores proponen diseñar políticas sociales enfocadas en las carencias económicas que experimenta la población de Latinoamérica, siendo el desempleo, la reducción de los ingresos y los altos costos de los alimentos los principales factores que deben abordarse para garantizar una nutrición adecuada.
El estudio “Actores asociados a la inseguridad alimentaria en América Latina y los países del Caribe: un análisis transversal de 13 países” fue realizado por la Universidad San Ignacio de Loyola, la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas y la Universidad Científica del Sur; y se baso en las encuestas telefónicas de alta frecuencia realizadas por el Banco Mundial.
El dato:
Unos 16,6 millones de peruanos se encuentran en inseguridad alimentaria moderada o severa, un millón y medio más que en el año anterior (FAO, 2022 ).