Se inició en el 2014 y tras ocho años de vigencia se incorporan nuevos cursos en su malla curricular.
El país tiene la necesidad de formar profesionales expertos en el área de la salud que ayuden a nuestra población a conocer cómo nutrirse mejor y así protegerse de las enfermedades actuales y futuras.
Esta fue una de las conclusiones del Consejo Consultivo del Doctorado en Nutrición y Alimentos de la Universidad San Ignacio de Loyola realizado hoy de manera remota con expertos del Perú, España y Chile.
En el evento se presentaron los cambios propuestos a la malla curricular del mencionado doctorado que data del 2014 y que tiene un fuerte anclaje en la investigación para ayudar a resolver problemas como la crisis alimentaria que vive el mundo.
Lo que se busca es brindar a los doctorandos las competencias que les permitan contribuir en la dirección y gestión de políticas para revertir los altos índices de desnutrición y anemia que afecta, principalmente, a las poblaciones vulnerables.
Entre los nuevos cursos que incluirá el doctorado destaca el de “Antropología e historia de la nutrición y alimentos”, el cual ayudará a entender nuestra cultura alimentaria para aprovechar los superalimentos que se cultivan en las diferentes regiones del país.
De igual forma, se reforzarán las técnicas y habilidades en comunicación científica para el desarrollo de trabajos de campo que conlleve a la elaboración de papers y tesis.
La propuesta es que el estudiante conozca los problemas alimentarios y nutricionales para prevenirlos y, con los seminarios de investigación, desde el primer ciclo estén en condición de identificar sus áreas de estudios.
El dato:
Cifras de la FAO señalan que la pandemia nos hizo retroceder una década en los niveles de pobreza y desnutrición. Es decir que siete de cada diez distritos en nuestro país registran problemas de inseguridad alimentaria.