Son las 9 de la noche y los alumnos terminan de acomodarse mientras el profesor deja sus cosas en el escritorio. Se produce un silencio tenso. El profesor avanza hacia la primera fila. Se dirige, inequívocamente, hacia una estudiante: “¿Y usted que haría?”.

Esta es la escena que se repite en las escuelas de negocio del mundo. El método de casos, es una de las metodologías de preferencia para enseñar conceptos de negocio y habilidades gerenciales. Su origen se puede rastrear a la escuela de derecho de la Universidad de Harvard, donde el decano Christopher Columbus Langdell, introdujo la novedad de enseñar derecho mediante el estudio de casos reales, de donde los estudiantes debían leer los expedientes de los procedimientos legales y las sentencias de jueces y extraer los principios generales del derecho (Bridgman, 2016). La práctica fue extendida a la escuela de negocios donde el decano Wallace Donham propuso el método de casos como integral a la misión de la escuela (Jackson, 2011) y abocó a sus profesores a la tarea de producir casos que presentaran a los estudiantes con situaciones empresariales reales frente a las cuales pudieran analizar, discutir y extraer conclusiones generales a partir del caso particular.

Un caso narra una historia, normalmente en el contexto de un negocio o empresa. Aunque tienen diversas longitudes, la mayoría de casos tiene entre diez y veinte páginas, con algunas más con tablas e información anexa. Los casos están redactados como un cuento; donde hay un personaje con nombre y apellido que enfrenta una situación determinada. El estudiante debe leer y analizar esta historia poniéndose en el lugar del personaje para llegar a una decisión. El tipo de decisiones que se presentan abarcan toda la gama de situaciones de negocio imaginables y el cuantioso número de casos que están almacenados en los repositorios de todas las instituciones que los producen es reflejo de esta variedad.

Los casos son redactados de manera distinta que la de publicaciones académicas con el objeto de provocar emociones en el lector de modo que se facilite su involucramiento con la situación. Esto es relevante porque hay estudios que muestran que involucramiento emocional facilita el proceso de aprendizaje en los casos (Balkrishna & Sanjay, 2014). Al mismo tiempo, la información que contiene un caso requiere poner en movimiento habilidades de análisis a nivel lógico-lingüístico y numérico, formando en el uso de habilidades más “duras”. Se ha reportado también que el aprendizaje con esta metodología es más rápido (Vesper & James, 1973).

La dinámica en clase ayuda a poner en práctica el conocimiento, tener un sentido de auto-dirección en el aprendizaje, desarrollar habilidades de comunicación, practicar la toma de decisiones, aprender a escuchar, reconocer los propios supuestos, a hacer juicios (Lima & Fabiani, 2014) y tolerar la ambigüedad del mundo real (Banning, 2003). Como facilita la toma de decisiones rápida en situaciones reales, ha sido adoptado por los Marine Corps de los Estados Unidos (Trembley, 2012).

El método de casos también ayuda a formar administradores que serán líderes integrales e íntegros, al ser un medio ideal para introducir el papel de los valores en la toma de decisiones (Reficco & Jaén, 2015).

Mediante métodos de enseñanza expositivos es posible transmitir conceptos y marcos conceptuales de negocio, pero es una pedagogía donde el estudiante asume una actitud más pasiva. Los casos de estudio se redactan con el fin de ilustrar los mismos conceptos y, por medio de una metodología afín al método socrático, los estudiantes son capaces de extraer los mismos conceptos de modo activo, lo que resulta en una comprensión más profunda y duradera. El método de casos es una “misión creativa” (Jain, 2005) donde las distintas perspectivas y experiencias producen, de la discusión, nuevas ideas. Cada discusión en clase del mismo texto produce, aparte del aprendizaje principal, resultados y aprendizajes nuevos y distintos.

El método de casos es una excelente herramienta para la enseñanza de la administración de negocios. El estudiante construye el conocimiento a partir del análisis de la situación y del diálogo con sus pares bajo la facilitación del profesor. Aprender en un contexto seguro, donde las decisiones propuestas no tienen consecuencias reales es lo más cercano a aprender haciendo. Si lo que queremos en administración de negocios es formar líderes que toman decisiones acertadas usando la teoría y herramientas de manera adecuada, que son capaces de dialogar y escuchar, el método de casos es probablemente nuestra mejor arma para lograrlo.

Para poder realizar esta metodología y que tenga éxito, el profesor John Hammond (2006) recomienda la lectura previa del caso en forma individual y luego en grupos de trabajo e irse preguntando de que trata el caso y que dispongo para poder analizarlo, subrayar los hechos claves y hacer anotaciones preguntándose ¿Cuáles son los problemas que los gerentes, directores, administradores deben de resolver?, realizar anotaciones de los puntos clave en una hoja aparte, revisar el caso nuevamente, realizar un análisis cualitativo y cuantitativo y realizar recomendaciones apoyándose por su análisis del caso.

Durante la clase el profesor pueda empezar con alguna pregunta que genere el interés de los participantes: desde decir “¡Buenos días!” o “¡Buenas tardes!” en forma enfática para a continuación preguntar a los estudiantes: “¿Qué haría usted si fuera el personaje principal del caso?” Hammond (2016) propone que los participantes sean quienes discutan los aspectos relevantes del caso y el profesor sea un moderador cuyo rol sea el de organizar el debate del mismo en la pizarra. En algunas ocasiones el docente expondrá los pros y contras de las acciones, a partir de dónde se resumirán y extraerán las discusiones relevantes para la toma de decisiones. No hay una respuesta correcta sino una respuesta viable comenta el autor.

Esta herramienta de enseñanza propone que los alumnos “vivan” experiencias, afronten retos del mundo empresarial y puedan tomar decisiones teniendo en consideración los pros y contras de cada acción a tomar.

Créditos: José Veliz Palomino, director académico de la USIL International Business School.

           Carlos Ossio, docente de USIL International Business School.

 

REFERENCIAS

  • Banning, K. C. (2003). The Effect of The Case Method on Tolerance for Ambiguity. Journal Of Management Education, 27(6), 556-567. doi:10.1177/1052562903252652
  • BRIDGMAN, T., CUMMINGS, S., & MCLAUGHLIN, C. (2016). Restating the Case: How Revisiting the Development of the Case Method Can Help Us Think Differently About the Future of the Business School. Academy Of Management Learning & Education, 724-741. doi:10.5465/amle.2015.0291
  • Damle, B., & Kaptan, S. (2014). Theater and film in case method of teaching. Journal of Commerce and Management Thought, 5(1), 91-100. Retrieved from https://search.proquest.com/docview/1536045694?accountid=43847
  • Hammond, J. (2006). Aprender con el “Método del Caso”. Boston: Harvard Business Publishing.
  • Jackson, G. (2011). Rethinking the Case Method. Journal Of Management Policy & Practice, 12(5), 142-164.
  • Jain, A. K. (2005). Management Education and Case Method as a Pedagogy. Vikalpa: The Journal For Decision Makers, 30(1), 77-84.
  • Lima, M., & Fabiani, T. (2014). Teaching with cases: A framework-based approach for business school teachers. CreateSpace Independent Publishing Platform; First edition.
  • Trembley, P.(2012). Marine Corps Gazette, Mar2012, Vol. 96 Issue 3, p53-56. 4p.