Escribe: Hernán Flores Valdiviezo, docente de la EPG USIL. Sociólogo.
¿Estuvo el Perú preparado para recibir los embates de la COVID-19? No. Así de lacónica es la respuesta. La improvisación es una práctica histórica, el no advertir y estar alertas ante cualquier otro peligro, como los desastres naturales, por ejemplo, que cada año nos golpean con más fuerza, sobre todo a los sectores más vulnerables y a la economía nacional.
Las responsabilidades son del Estado y de la sociedad peruana, que no han tenido ni tienen respuestas oportunas ni soluciones inmediatas para hacer menos dramáticos y perdurables los daños, que después se volverán irreparables e irreversibles por las irresponsabilidades de las políticas públicas, el olvido histórico y colectivo de la sociedad civil.
Para interpretar estos hechos de diversa índole, que afectan la vida humana, las disciplinas de las Ciencias Sociales, con una mirada holística, los estudia desde una perspectiva transdisciplinar y crítica, con fundamentos científico para contribuir con el análisis a los cambios de las conductas y los comportamientos sociales. En tal sentido, la educación, como sistema integrador y dinámico, tiene roles importantes que cumplir en la formación de los estudiantes de todos los niveles que la Ley General de Educación N° 28044 y la Ley Universitaria N° 30220 norman y precisan los nortes educativos.
Líneas prioritarias de política educativa
Los desafíos y los retos a los que las políticas educativas peruanas se orientan para cumplir los objetivos estratégicos que plantea la Agenda 2030 (ONU) son transformar nuestro mundo para el desarrollo sostenible con 17 ODS y 169 metas, en la que se formula una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental. Es decir, para la década que ya comenzó con los estragos y consecuencia de la COVID-19 en la lógica de no perder el horizonte, aún sombrío, que esta pandemia nos ha puesto en la encrucijada a los Estados y sociedades globalizadas.
Para nuestro país, esto implica, superar las cinco líneas rioritarias de Política Educativa al 2021 (PEN 2015-2021), expresadas en la Educación Rural (LP1), Educación Secundaria de Calidad (LP2), Revalorización Docente (LP3), Gestión (LP4) y Educación Superior (LP5). Esta línea, en particular prioritaria, se enfoca en un sistema universitario integrado en el contexto socioeducativo-cultural en la realidad post-COVID-19, que ahora se denomina la “nueva normalidad”, con altísimo componente virtual para los servicios laborales y al educacional, en un primer lugar.
Por lo tanto, la transdisciplinariedad, en la que el “espíritu humano tiene una lógica y una nueva forma del pensamiento sobre la realidad”, con la práctica participativa de diversas ciencias como la Sociología, Economía, Psicología, Pedagogía, Economía, Política, las Ciencias de la Salud y Ambiente, entre otras, todas comprometidas a desarrollar y cultivar, desde las aulas y en el espacio público, el pensamiento crítico en los ciudadanos. Es decir, pensar y sentir de modo diferente la convivencia social.
El reciente informe 2020 de la Unesco denominado “La educación en tiempo de la pandemia COVID-19”, precisa, y cito literalmente, que “a mediados de mayo más de 1 200 millones de estudiantes de todos los niveles de enseñanza, en todo el mundo, habían dejado de tener clases presenciales en la escuela. De ellos, más de 160 millones eran estudiantes de América Latina y el Caribe”; y agrega además que, “en el marco de la suspensión de las clases presenciales, la necesidad de mantener la continuidad de los aprendizajes ha impuesto desafíos que los países han abordado mediante diferentes alternativas y soluciones en relación con los calendarios escolares y las formas de implementación del currículo, por medios no presenciales y con diversas formas de adaptación, priorización y ajuste”.
En tal sentido, corresponde al Estado y a las instituciones educativas públicas y privadas construir espacios transdisciplinarios integradores para cultivar el pensamiento crítico y la construcción de ciudadanía democrática y su práctica en la educación nacional para cumplir las tareas formativas, innovadoras y continuas en los procesos de enseñanza-aprendizaje en tiempos de la COVID-19.
Una reflexión final es la que plantea María Cándida Moraes (UCB. DF. Brasil): “Muchas son las implicaciones de la transdisciplinariedad, nutrida por la complejidad, en los ambientes educacionales, en las prácticas pedagógicas, en la búsqueda, en el currículo y en los sistemas de evaluación. En fin, en la educación en general”.
Referencias
- Agenda 2030 (ONU). Transformar nuestro mundo para el desarrollo sostenible.
- Informe 2020: La educación en tiempo de la pandemia COVID-19 (Unesco).
- Ley Universitaria N° 30220 (Minedu, 2014).
- Ley General de Educación N° 28044 (Minedu).
- Moraes, M.C. (2018). Transdisciplinariedad y educación. UCB/DF/ Brasil.