Cuando empecé a estudiar Derecho nunca imaginé terminar trabajando en un teatro. Cuando estaba en el colegio soñaba con defender a la gente, pero después de clases, regresando a mi casa, imaginaba cómo sería ser manager de grupos musicales e irme de gira con ellos. Me quedaba claro que la vena artística ya se había activado.
Como buena estudiante de Derecho amé el curso de Familia y sufrí con Acto Jurídico, me sentía como en la serie “La Ley y el Orden”, en Penal; como Erin Brockovich, cuando tratábamos temas de Derecho Ambiental, y fue así que terminé haciendo mis prácticas en uno de los mejores estudios de abogados del país. Trabajando de sol a sol (porque así de hermosa es la vida del practicante) viví dos de los mejores años de mi vida, aprendiendo cómo interpretar y aplicar normas de la mano de uno de los autores de nuestro Código Civil. Me enamoré del Derecho Ambiental y las normas de minería e hidrocarburos eran mis preferidas.
Un día como hoy, hace 4 años, llegó la llamada que estaba esperando desde que estaba en la movilidad escolar. Les gustaba mi perfil abogada-creativa y querían entrevistarme para un puesto en marketing en una compañía teatral. ¿Por qué les interesaría una estudiante de Derecho? ¿Qué tenían en común mis clases de Sociedades con poner una obra en escena? ¿Cómo podría vender entradas para una obra de teatro con mi curso de Procesal Civil? Una vez leí en un cómic, una viñeta que decía “Se hunde el barco... llamen a un abogado” , y creo que ese llamado de emergencia no estaba tan alejado de la realidad.
Es increíble cómo se ve el mundo a través de alguien que ha estudiado Derecho. Desarrollamos habilidades que cualquiera no siempre logra. Cada vez que cierro un auspicio, me acuerdo de mis clases de Técnicas de Negociación. Las veces que se han cancelado funciones (pocas felizmente) soy quien logro conciliar con el público: esos Métodos Alternativos de Resolución de Casos no fueron en vano... así podría seguir enumerando cada una de las situaciones en las que haber estudiado Derecho hace crecer y enriquecer mi entorno laboral.
Logré dedicarme a dos de las cosas que más quería en mi vida: las leyes y el arte. El Derecho me abrió el telón de la vida.
Autor: Grazia Rojas Marin