Hablar del Día Internacional de la Alfabetización implica hablar del día del acceso a la voz, a la simetría de oportunidades para aprender que toda persona merece. Pero, hoy, planteamos la idea también de hablar del reconocimiento de personas y pueblos que tiene nuestro país mayor lealtad lingüística y cultural.
¿Por qué este planteamiento?
La alfabetización está asociada a que logren leer y escribir las poblaciones adultas, iletradas, en su mayoría mujeres que viven en las regiones andinas, amazónicas y periurbanas de Lima. Históricamente, el Estado se ha centrado en lograr que escriban y lean en castellano para incluir a todos los peruanos en una sola cultura. Y casi hemos llegado a eso: 5.6 %, según la Encuesta Nacional de Hogares del INEI (2018).
Sin embargo, en este Día Internacional de la Alfabetización, invitamos a revisar las consecuencias de este proceso a punto de concretarse:
- Repensemos el sentido de la alfabetización; no es solo para apropiarse de la capacidad de escribir y leer, sino también de qué escribir, de qué cosas leer y para qué. Podríamos hacer una analogía: alfabetizarse es como tener una llave en nuestro poder, es una herramienta poderosa que nos permite entrar a una casa; ahora tenemos que elegir a qué casa y qué hacemos en esa casa. En ese sentido, la alfabetización funciona para desarrollar capacidades, para lograr autonomía, para poder comunicarse, de ida y vuelta. Leer permite tomar decisiones; y no menos importante es escribir, que permite dar a conocer la sabiduría, lo que piensan, lo que sienten. En suma, ser ciudadanos y ciudadanas libres.
- El segundo reto es tener la convicción de que todas las poblaciones adultas de las diferentes culturas tienen una sabiduría milenaria que quieren comunicar; y por su parte, el país y el mundo necesitan de su aporte en todas las dimensiones de la vida, su espiritualidad, su medicina, su arte, su convivencia con la naturaleza, y más. Este reto es urgente, mucho más en estos tiempos de pandemia, porque están muriendo hombres y mujeres mayores, y su sabiduría se va con ellos.
- Debemos aplicar modelos de aprendizaje adaptados a los contextos, potenciando las capacidades de la persona con una identidad anclada a su cultura, a su territorio, que trabaje para recuperar la memoria, la historia y las cosmovisiones propias de los sujetos y no de miradas del mundo impuestas por otros (Cosio 2016). En este sentido, en las poblaciones originarias adultas se debe plantear la potenciación de la oralidad a través de medios virtuales para que den a conocer su sabiduría, para tener un diálogo con las otras poblaciones de tú a tú. Freire (1984) refiere así que “el diálogo es un encuentro entre personas en el cual ninguna esté privada de la palabra, ninguna es manipulada, ninguna es objeto de la otra”
- Un cuarto reto es referido a la alfabetización de los jóvenes, generar procesos utilizando medios y herramientas virtuales para que sean investigadores y sistematizadores de las reservas culturales que tenemos en nuestro país.
Celebrar el Día Internacional de la Alfabetización es alfabetizar en ambos sentidos: no solo para cerrar las brechas de la desigualdad, sino también para lograr el reconocimiento del valor de los alfabetos originarios, de los conocimientos milenarios y para brindar al mundo su aporte a través de medios escritos, orales, digitales. ¡Viva el Día Internacional de la Alfabetización!
Fuentes de investigación
- Rivas, D. (2005). Pedagogía de la dignidad de estar siendo. Pátzcuaro, México. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=457545085021
- http://biblioteca.clacso.edu.ar/Republica_Dominicana/ccp/20170217041810/pdf_529.pdf
- FREIRE, Paulo (1984). Sobre la acción cultural. Paz y tierra, San Pablo.
Autores:
Clotilde Natividad Amable Pinares
Docente de la carrera de Educación Intercultural Bilingüe
Patricia Cateriano Cappellin
Directora de la carrera de Educación de la USIL