Desde hace algunos años, las empresas están migrando de un modelo de economía lineal ─ el cual se basa en “tomar, fabricar, disponer” ─ a uno circular, que sigue como ejemplo el equilibrio de los ciclos naturales1.
Esto responde a varios factores, entre ellos, el escrutinio de consumidores cada vez más informados y preocupados por el planeta y la demanda de alternativas responsables y seguras, que garanticen la sostenibilidad de los negocios al reducir el uso de las materias primas y las fuentes de energía.
Esta propuesta sugiere, entonces, ajustar o desarrollar procesos eficientes de producción para que, tras el uso de los recursos, se logre la reutilización de sus componentes y se minimice tanto como sea posible su impacto negativo en el medioambiente1.
En Perú, de acuerdo con un reporte realizado por el Ministerio del Ambiente (Minam), al año se generan más de 19,000 toneladas de residuos sólidos municipales urbanos, de los cuales solo el 1.9 % del total se recicla2.
En Lima, donde se concentra la mayor densidad poblacional, se recogen diariamente 8,000 toneladas de basura al día, de los cuales apenas el 48 % se deposita en rellenos sanitarios: el resto va a botaderos y ríos3. Esto demuestra que Perú se enfrenta a un gran desafío, pero también a una oportunidad de fomentar el reaprovechamiento de estos desechos.
En este sentido, una de las iniciativas que ha impulsado en los últimos años el Minam, en conjunto con el Ministerio de la Producción (Produce), ha sido la organización de eventos avalados por la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) para compartir experiencias y buenas prácticas nacionales e internacionales.
Ello porque el Estado parece haber entendido que apostar por este modelo económico no solo resulta beneficioso para el planeta, sino que también genera nuevos negocios, promueve el empleo de técnicos y profesionales de baja, mediana y alta calificación, garantiza la sostenibilidad del modelo económico, y disminuye los costos de producción y los precios finales.
El sector privado, por su parte, también ha implementado programas exitosos. Por ejemplo, Cilsa adaptó sus servicios y procesos dentro de este concepto desde hace 57 años y hoy, gracias al reciclaje de aceites lubricantes automotrices de todo tipo (motocicletas, automóviles, camiones, entre otros), cuyo desecho es altamente tóxico, genera combustible usado en ladrilleras o fábricas de vidrio.
Además, empresas como Kimberly-Clark, de la mano de USIL, trabajan localmente en campañas de reciclaje de papel, como “Ecolegio, tu acción tiene eco”, dirigida a escolares entre tercero y quinto de secundaria, cuyos recursos se destinan a la alimentación de los niños de Aldeas Infantiles SOS Perú.
Visto así, ciertamente hay avances. Sin embargo, es importante que se promueva la innovación en el sector, que se refuercen mucho más las medidas orientadas a la reutilización, manufacturación y el reciclaje, y que se identifiquen los sectores que podrían iniciar la transición hacia una economía circular en el país. De esta manera, se promovería en los ciudadanos un consumo sostenible.
Asimismo, resulta
indispensable formar ciudadanos comprometidos con el consumo sostenible y
preparar profesionales con cualidades como la flexibilidad cognitiva, que sean capaces
de solucionar problemas complejos, a fin de aprovechar el prometedor panorama
de este nuevo modelo. Por ello, la sostenibilidad forma parte del modelo
educativo de USIL.
[1] Ellen Macarthur Foundation. Sitio web oficial. En: https://www.ellenmacarthurfoundation.org/assets/downloads/publications/Executive_summary_SP.pdf
[2] Sistema Nacional de Información Ambiental. Sitio web oficial. “En el Perú solo se recicla el 1.9% de total de residuos sólidos reaprovechables”. En: https://sinia.minam.gob.pe/novedades/peru-solo-se-recicla-19-total-residuos-solidos-reaprovechables
[3] Indicadores de Gerenciamiento de los Residuos Sólidos. Página 9. En: http://www.cip.org.pe/publicaciones/2019/junio/eventos/8_jose_buendia.pdf
