La agroindustria se consolida en el Perú como uno de los sectores de mayor crecimiento: superará los US$ 8 MM en exportaciones, pese a la COVID-192. Recientemente, el portal Agronegocios-Perú informó que nuestro país se consolida como exportador regional y mundial de frutas, y aparece en los primeros lugares del ranking. Es el mayor exportador de arándanos del mundo y el segundo más importante en la exportación de espárragos y paltas. En cuanto a mangos y uvas, somos el segundo exportador latinoamericano, y cuarto y quinto exportador mundial, respectivamente1.

El ingreso a nuevos mercados como el asiático ha permitido este crecimiento sostenido. Gracias al trabajo conjunto del sector empresarial y el impulso comercial desde Promperú, por ejemplo, desde el 2005 las exportaciones peruanas al continente asiático han crecido de manera exponencial, y se prevé que esta tendencia continúe en el periodo 2020-2021. Por ello se debe seguir con la misma estrategia de asociaciones privadas, firma de protocolos de exportación, gestión comercial con grandes cadenas como los Whole Foods Market mundiales, además de estudios del consumidor en cada uno de los países de destino. Algunos de los nuevos mercados que se espera conquistar son: arándanos en India y Malasia, cítricos en India y Vietnam, granadas en China, Malasia, Corea del Sur y Taiwán, paltas hass en Filipinas y Malasia, y uvas en Japón. Asimismo, se registran nuevos mercados para la palta peruana: el reciente ingreso de la palta hass al supermercado surcoreano Lotte Mart ha despertado el interés en este fruto y reivindicado su potencial en Corea del Sur4.

La tecnología ha permitido sostener y desarrollar nuevos negocios agroindustriales, como por ejemplo la adaptación de nuevos cultivos como los arándanos que hasta hace unos diez años atrás aún no se cultivaban en el Perú, desarrollo de nuevos productos y la introducción de tecnología de procesamiento. Sin embargo, debemos dar un paso adicional como país y utilizar la biotecnología como un soporte clave para los agronegocios, centrado en seis tendencias de la biotecnología en el sector agroindustrial: bioinsumos agrícolas, producción sostenible de proteína (plant-based protein), productos nutraceúticos, biomateriales y enzimas industriales, energía a partir de la biomasa residual, conservación y desarrollo de nuevas especies para adaptación de cultivos3.

Esto nos permitirá aprovechar al máximo nuestras ventajas comparativas en cuanto a clima y diversidad biológica. Solo por mencionar algunos ejemplos de las tendencias mencionadas anteriormente: bioplaguicidas a partir de bioquímicos de plantas autóctonas, proteínas derivadas de granos andinos para innovación de nuevos productos, péptidos bioactivos como nutracéuticos a partir de granos andinos para la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica; termoplásticos biodegradables a partir de materias primas de alto contenido de almidón; obtención de biocombustibles de material lignocelulósico de subproductos agroindustriales, biorrefinerías; entre otros.

Así, en la Universidad San Ignacio de Loyola formamos ingenieros agroindustriales con una malla curricular de vanguardia, basada en tres ejes: formación en bioprocesos con énfasis en biotecnología industrial, innovación de nuevos productos y agribusiness globales, además de otras habilidades como la creatividad, comunicación, capacidad para solucionar problemas y el trabajo en equipo. Esta formación les permitirá afrontar los nuevos retos y las tendencias de la ingeniería agroindustrial.

Sobre Ingeniería Agroindustrial y Agronegocios
La carrera de Ingeniería Agroindustrial y Agronegocios de la USIL forma ingenieros líderes capaces de transformar los recursos agrícolas en productos con valor agregado para contribuir con el desarrollo y la innovación de la agroindustria. Entérate de más, aquí.

Fuentes de investigación:

Escrito por:

Luis Olivera Montenegro
Director de la carrera de Ingeniería Agroindustrial de USIL.