Por Mag. Mercedes Gómez. Directora de la Carrera de Gestión Ambiental Empresarial de USIL. 28-03-2016.

Cada 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua, en el cual se destacan los atributos de este recurso natural como fuente de vida y se busca generar conciencia entre las poblaciones para promover su uso sostenible.
El agua es un recurso natural que tiene un rol principal en la preservación de los ecosistemas; la reproducción de recursos; la regulación climática y los procesos hidrobiológicos; la generación de energía; el mantenimiento y la estabilidad de las especies de flora y fauna; además, es sumamente importante para el desarrollo de las actividades de sectores como la agricultura, la pesca y la ganadería. Asimismo, constituye el 70 % del cuerpo de los seres humanos y es un elemento importante para su salud e higiene.
Por otro lado, estamos enfrentando los efectos del cambio climático y no es novedad escuchar, cada cierto tiempo, que muchos glaciares están desapareciendo, que las sequías son más frecuentes, que muchos cultivos se están viendo y se verán afectados cada vez más por la escasez del recurso, entre otros problemas.
No es extraño leer diferentes noticias sobre la presencia de muchos focos de contaminación de este recurso, situación que tiene impacto en la salud del ser humano y su calidad de vida, en algunos casos, por efectos negativos de una inadecuada gestión de las industrias extractivas, como el último derrame de petróleo ocurrido en nuestra Amazonía, el cual no solo afectó a los ríos y las cochas, así como a las comunidades aledañas, también, destruyó la fauna y la flora de los alrededores.
Dado este escenario, si este recurso llegase a faltar, nuestra vida en la ciudad y en la de nuestras comunidades en sierra y selva, tal como la conocemos ahora, no sería posible. A pesar de que somos conscientes de la importancia del agua para el uso diario y de la industria, no nos ponemos a pensar seriamente que haríamos si este recurso faltase, ni tampoco establecemos suficientes políticas de Estado regulatorias para evitar su sobreuso, contaminación e inadecuada distribución; teniendo en cuenta que aún existen a nivel nacional y mundial poblaciones con acceso limitado a este recurso, ya sea para consumo y/o uso en diferentes aspectos. Debido a estas razones que afectan la calidad de vida de los seres vivos, cada vez más los gobiernos de diferentes países están implementando políticas más estrictas y regulatorias con el fin de proteger las reservas acuíferas -que aún están disponibles en el planeta-, conservar los glaciares, promover el cuidado de nuestros océanos, evitar la contaminación de los mares, ríos y lagos, optimizar el uso del recurso a través de campañas de concientización, proporcionar su acceso a las poblaciones más vulnerables con una adecuada planificación, entre otras directrices. Nosotros, por nuestro lado, podemos contribuir a promover un consumo responsable del agua, teniendo en cuenta, por ejemplo, mantener en buen estado la grifería de nuestras casas, cerrar los caños adecuadamente, bañarnos en menos tiempo, no utilizar la lavadora a menos que esté totalmente cargada, reutilizar el agua del lavado de las verduras, entre otras buenas prácticas.

Fuente: Diario La República / Opinión / Pág. 7 / 27-03-2016
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