Eduardo Atehortua, head of LATAM en Principles of Responsible Investments (PRI) conversó a manera de adelanto de lo que será su ponencia sobre inversiones sostenibles y criterios ASG en el marco del III Congreso Internacional de Ciencias Empresariales organizado por USIL. A continuación, conoceremos su concepto de inversión sostenible, los indicadores que la rodean y el rol de los gobiernos para impulsarla.  

¿Cómo ha evolucionado el concepto de inversiones sostenibles? 

Es importante mencionar que el concepto de inversión responsable o sostenible es un concepto que viene evolucionando desde hace ya unas cinco décadas e inició en los setentas como una estrategia donde el inversionista evitaba ciertas empresas o ciertos sectores de la economía que consideraba que no cumplían con criterios éticos y religiosos. Y por casi 30 años esa fue la definición y el enfoque que muchos inversionistas en el mundo implementaron alrededor de lo que se entendía como inversión responsable, inversión sostenible. En los últimos 20 años, desde inicios del siglo XXI, este concepto ha venido evolucionando. La organización a la que yo represento ha jugado un rol importante precisamente en ayudar a que el concepto evolucione. Y hoy en día, volviendo a la pregunta, la inversión responsable sostenible se entiende como una estrategia a través de la cual el inversionista tradicional, quien históricamente ha usado información financiera para tomar decisiones de inversión, hoy en día lo que hace es seguir utilizando esa información financiera pero con una mirada del desempeño ambiental, social y el gobierno corporativo de las empresas en las que es inversionista está poniendo su capital. 

¿Cuánta aceptación ha tenido este concepto y cómo ha sido recibido por los inversionistas, quienes tienen la misión de generar la mayor cantidad de ganancias?

Esa es una muy buena pregunta, porque en el mercado de capitales desarrollados hoy existen miles de inversionistas que están ya implementando este tipo de prácticas en mercados en desarrollo. Este es un concepto que empezó a tomar más fuerza hace unos cinco años, pero que particularmente ha tomado mayor velocidad y una mayor relevancia. Desde hace dos años el tema de la pandemia generó la reflexión sobre cuál debería ser el rol del sector privado, especialmente el financiero, para abordar muchos de los retos sociales y ambientales a los que nos enfrentamos como sociedad. Entonces, digamos que ante ese nuevo escenario hoy hay muchos inversionistas en América Latina y también en Perú, que ven en las inversiones responsables y sostenibles una forma de contribuir al desarrollo de los países y al entorno en los que opera.

¿Qué tipo de indicadores se usan para estas inversiones? 

Hay tantos indicadores como sectores. Entonces, si yo soy inversionista y quiero de alguna manera analizar o identificar empresas con buenas prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo, existen diferentes métricas. Por ejemplo, el uso eficiente de recursos naturales y analizar los consumos de energía o de agua de las organizaciones en las que se invierte. Hay una temática que toma cada vez más fuerza a nivel global y a nivel regional, que es la gestión frente a los impactos del cambio climático. Hay indicadores, por ejemplo, de huella de carbono que los inversionistas pueden analizar y con base en esta información, tomar decisiones a nivel social. También hay una gran cantidad de métricas asociadas como temas de salud y seguridad laboral, métricas de cultura laboral, métricas de formación de los empleados. 

¿Cuál es el rol o el papel del gobierno en este tipo de iniciativas? 

El gobierno debe tener un rol importante en diferentes frentes. Aquí en América Latina ya lo estamos viendo. Por ejemplo, hay gobiernos que facilitan el desarrollo de proyectos que luego pueden ser financiados por el sector privado. Otro ejemplo es dándole mayor claridad, tanto a las empresas como a los inversionistas, frente a cuál es esa información ambiental, social corporativa que se debería comunicar, que se debería gestionar para que se convierta entonces en información cada vez más valiosa y que realmente ayude a tomar mejores decisiones tanto a las empresas como a los inversionistas. Y también hay un rol cada vez más importante de los gobiernos en términos de regulación. Esto todavía no sucede tanto en América Latina, pero en Europa y en Estados Unidos, ya lo estamos viendo cada vez más. Y es que las empresas también, de alguna manera, se pueden desviar del objetivo y empezar a comunicar cosas que a lo mejor no son ciertas. O sea, decir que es que está generando un menor impacto ambiental o que está teniendo un impacto social es muy positivo. Entonces ahí el gobierno va a jugar un rol importante. Si las compañías van a comunicar sus prácticas ambientales y sociales, pues también deberían existir mecanismos que permitan validar o verificar que efectivamente esto es así.  

Eduardo Atehortua se presentará el 10 de junio a las 4 de la tarde. Para mayor información y participar en el congreso puede ingresar aquí.