¿Cómo pueden las marcas reflejar la identidad de un país? Descubre el rol del branding en la construcción de un Perú que emociona y conecta.

Escrito por: Mag. María José Rozas
En tiempos donde la imagen de un país se construye tanto desde sus logros como desde su relato, la marca país cobra un valor esencial. En el Perú, esta narrativa no se inventa: se descubre en cada plato típico, expresión artística e historia de esfuerzo que nos recuerda quiénes somos. Tenemos una identidad rica, diversa y poderosa. El verdadero reto está en traducir ese capital cultural en una voz colectiva que inspire orgullo, conexión y sentido de pertenencia.
La Marca Perú como referente de identidad colectiva
La experiencia peruana ofrece importantes lecciones. Desde su lanzamiento en 2011, la Marca Perú, gestionada por PROMPERÚ, ha logrado más que posicionar un logotipo: ha promovido un relato coherente sobre quiénes somos los peruanos mediante campañas integradas de comunicación nacional e internacional, alianzas estratégicas con el sector privado, presencia constante en ferias y eventos, así como una narrativa visual y audiovisual poderosa que conecta con el orgullo y la identidad del país. Según datos oficiales, más del 80 % de los peruanos se siente identificado con esta marca, lo cual refleja un vínculo emocional auténtico.
Esta identificación no ocurre en el vacío. Según el estudio Identidad Nacional 2024 (Ipsos), los peruanos se sienten especialmente orgullosos de su gastronomía (49 %), su cultura y arte (41 %), Machu Picchu (32 %) y sus paisajes naturales (30 %). Además, figuras como Gastón Acurio, Juan Diego Flórez o Eva Ayllón son reconocidas como símbolos de excelencia nacional. Este contexto ofrece a las marcas una base legítima para conectar con lo que verdaderamente moviliza al ciudadano.
Marcas peruanas que construyen desde lo simbólico
Y, de hecho, algunas empresas peruanas aplican esta estrategia. Inca Kola, por ejemplo, ha mantenido una narrativa consistente como bebida de sabor nacional, apelando a una identidad popular y transversal. Casa Andina ha desarrollado una propuesta de hospitalidad centrada en lo local, integrando diseño, gastronomía y cultura. Kola Real, desde Ayacucho, representa el emprendimiento regional con visión global. Estas marcas no solo comunican productos, sino que transmiten un sentido de pertenencia.
Desde el enfoque del branding, este tipo de posicionamiento responde al concepto de brand equity simbólico, entendido como el valor emocional y cultural que una marca adquiere al representar algo más profundo que lo funcional. En el caso peruano, este valor se manifiesta en orgullo, esperanza y sentido de pertenencia. No obstante, existe el riesgo de caer en representaciones vacías o estereotipadas. Por ello, construir una marca auténtica requiere conocimiento profundo, investigación rigurosa y coherencia en todo el proceso, desde el mensaje hasta la experiencia que se entrega.
A continuación, propongo 3 principios clave para la construcción de marcas con identidad nacional:
Conexión emocional con la cultura
Identificar los elementos culturales que movilizan emociones positivas y alinearlos con la propuesta de valor. Esto implica más que usar íconos visuales: se trata de representar lo que esos íconos significan.
Articulación de tradición e innovación
Las marcas más relevantes hoy son aquellas que logran proyectar una identidad viva, que celebra el pasado pero que también dialoga con el futuro, la sostenibilidad y el diseño contemporáneo.
Coherencia y profundidad del mensaje
Las marcas deben asegurar consistencia entre su mensaje, su propósito y sus prácticas. Solo así pueden generar credibilidad y construir una relación duradera con sus audiencias.
Marcas que narran lo que somos
El Perú tiene una identidad vibrante y profundamente valiosa. Lo que necesitamos es aprender a contarla con autenticidad, respeto y visión. Cuando las marcas entienden este rol, pueden convertirse en narradoras de lo que nos une, inspira y de lo que soñamos ser. Y si esas historias logran emocionarnos, reconocernos y proyectarnos, entonces estaremos más cerca de construir un país que no solo se admira, sino que también se siente.