ciencia en las relaciones internacionales

La ciencia de las Relaciones Internacionales es considerada la ciencia de la paz; su nacimiento se halla al comienzo del siglo XX cuando el mundo hubo de experimentar, como nunca antes, la pérdida de más de 9 millones de personas en los campos de batalla por la Primera Guerra Mundial (1914-1918). La conciencia colectiva internacional sintió el impacto de los estragos que había dejado aquella contienda bélica de alcance nefasto y planetario, nunca antes registrados en la historia de las relaciones internacionales y debía prepararse, entonces, para asumir el reto de sostener un mundo distinto en que estaba en juego la vigencia de la propia especie humana. La creación de la Sociedad de Naciones en 1919, aun cuando fracasó en el camino de su corta existencia dado que nació debilitada por no encontrarse en ella representados los Estados poderosos del Globo, tuvo ese propósito. Años después, en 1945, las Naciones Unidas surgió en su reemplazo y luego de la Segunda Guerra Mundial, también habiendo experimentado la barbarie en que puede caer el hombre cuando se ve subsumido por la dinámica del poder y la conquista: el holocausto judío con 6 millones de muertos y los que produjo el lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, provocaron la alarma internacional sobre el destino de la humanidad. La regla del sistema internacional por más de 2000 años –contada desde una lectura occidental de la civilización- dado que desde Tucídides, el mayor historiador de la antigua Grecia y autor de la clásica Historia de la Guerra del Peloponeso –de fundamental lectura para los estudiantes de las relaciones internacionales-, hubo ciertas manifestaciones de conciencia internacional expresadas en la Confederación de Delfos, había sido el conflicto como estado de cosa dominante; por primera vez, entonces, se asumía que la coexistencia pacífica en el planeta era una exigencia de primer orden y es así como la sociedad internacional comienza en la construcción de un mundo que ha venido en desarrollarse a partir de la paz como concepto y como realidad.
 

La ciencia de las Relaciones Internacionales que tiene un campo de estudio propio y sobre la cual la inmensa mayoría de los teóricos de las relaciones internacionales sostiene que su objeto central es impedir las guerras al tiempo de preservar para cada sociedad sus valores más caros, pareció confundida con otras disciplinas por largo tiempo. En efecto, cuando uno ausculta la larga historia de Europa advierte que entre la Paz de Wetfalia de 1648 que puso fin a la denominada Guerra de los Treinta Años y la ya referida Primera Guerra Mundial en 1914,  fueron la diplomacia, el equilibrio del poder y el derecho internacional los presupuestos que imperaron en la sociedad internacional durante este tiempo siempre centrados en el Estado-Nación soberano. Esta era una visión inalterable y no había, pues, una propensión hacia la investigación de los procesos del sistema internacional. Todo ello fue cambiando poco a poco al sumergirse en el mismo siglo XX y en las universidades norteamericanas los grandes debates sobre un análisis estructural de la realidad internacional. Así, primero fueron los idealistas que propugnaban un mundo de paz y luego los realistas que tenían en el poder, concepto muy marcado en las ciencias sociales, la base de la dinámica de las interacciones interestatales.
 

Hoy las Relaciones Internacionales es una ciencia que viene dominando el quehacer intelectual mundial para entender de mejor manera la realidad internacional de una sociedad globalizada –en mi reciente viaje a Marruecos y España pude apreciar gratamente en los estudiantes de pre y post grado enorme interés por esta ciencia- donde las fronteras de las referidas interacciones en el orbe andan en extinción. Es incuestionable la existencia de una atracción y un interés ineludible respecto del presente determinado por lo que está ocurriendo en el mundo y lo que es inminente que suceda. En las universidades –observó- hay una suerte de fascinación por lo contemporáneo, por lo que vive el mundo en todas sus manifestaciones: políticas, económicas, sociales, militares, culturales, etc. La comprehensión de la realidad internacional es fundamental para la gobernanza en el planeta. La ciencia de Relaciones Internacionales no existía en el Perú como carrera de primera profesionalización. Realmente estábamos a la saga. Hoy ya lo está, interpretando las aspiraciones y los sueños de muchos jóvenes del país. El Perú es parte de una comunidad internacional y requiere de expertos en la mirada internacional que le corresponde al país. No es solamente la diplomacia el campo de las Relaciones Internacionales. Es mucho más y tiene que ver con las conexiones e interacciones que hacen los actores visibles del Estado, sean gubernamentales o privados, siempre pensando en el interés nacional. Los Estados con vinculaciones interestatales sólidas proyectan más y mejor dichos intereses y la universidad está precisamente para formar a los especialistas que coadyuven en esa gran tarea del Estado. Un sincretismo con estrategia nos llevará a contar con los profesionales que la vinculación externa tanto requiere. Ese es el camino de nuestra mirada internacional y por eso debemos seguir invirtiendo en esta fascinante especial carrera de la globalización.