La Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU) —institución adscrita al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC)— informó que el 1° de enero del 2024 se registraron niveles inusuales de contaminación atmosférica en algunos distritos de la capital del país, atribuido al uso masivo uso de pirotécnicos durante las fiestas de fin de año 2023, registrado por la Red de Monitoreo de Calidad Ambiental del Aire —creada mediante Ley N°30940— que recopila resultados obtenidos por monitoreo de aire y ruido mediante 50 sensores distribuidos en 23 distritos estratégicos de la ciudad.
La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (USA) señala como principales fuentes de contaminación atmosférica por flujo vehicular a las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) —monóxido de nitrógeno (NO) y dióxido de nitrógeno (NO2)— y a las concentraciones de material particulado menor de 2.5 micras (PM 2.5) —1 micra equivale a 10-6 pulgadas—.
Los NOx constituyen una mezcla de gases altamente reactivos por sus efectos adversos en la salud humana, medio ambiente y cambio climático. Por otro lado, las PM 2.5 son partículas tóxicas extremadamente finas detectadas por microscopio electrónico y suspendidas en el aire: polvo, hollín —carbón resultante de la combustión incompleta de sustancias orgánicas— y metales; estas partículas ingresan fácilmente al sistema respiratorio causando múltiples enfermedades respiratorias.
Sectores económicos que emiten NOx
En el año 2019, el Ministerio del Ambiente (MINAM) informó sobre las emisiones de NOx contenidas en el aire de Lima y Callao, registrando que el 89% proviene de vehículos diésel, seguidos por los vehículos gasolineros en 7.12%, vehículos a gas natural vehicular (GNV) en 2.45%, y vehículos a gas licuado de petróleo (GLP) en 1.62%.
El Ministerio de Energía y Minas (MINEM) registró en el año 2022 que el Óxido de Nitrógeno (NOx) es emitido en mayor proporción por el sector transporte representando el 69.3%, seguido por el sector agropecuario con 14,04%, y el sector industrial que alcanzó el 7,8%.
Según ATU, en diciembre del año 2023, en Lima y Callao existió un parque automotor con alrededor de 2 millones de vehículos, donde aproximadamente 22 mil de estos son parte del transporte convencional —buses, cústers y combis— de los cuales 2000 vehículos operan a base de diésel y presentan más de 20 años de antigüedad. Se estima que este tipo de vehículos son 53 veces más contaminantes en contraste a otros con menos de 5 años de vida útil que operan a base de GNV.
Bono de chatarreo
El Decreto de Urgencia N° 029-2019 establece incentivos económicos y no económicos para el fomento del chatarreo voluntario, a cargo de la ATU y las municipalidades provinciales, para promover el chatarreo como una estrategia para la renovación o retiro definitivo de vehículos obsoletos del parque automotor, con la finalidad de mitigar las emisiones de efecto invernadero —provocan el incremento del calor en la superficie terrestre— y demás contaminantes que afectan a la salud pública y calidad ambiental.
El Decreto Supremo Nº 005-2021-MTC señala que el chatarreo obligatorio se aplica a vehículos reconocidos como abandonados por sus propietarios en depósitos municipales o estatales debido a diversas infracciones, con el objetivo de mejorar la seguridad vial al disminuir la circulación de vehículos con infracciones, optimizar la gestión de los depósitos vehiculares y contribuir al cuidado del medio ambiente.
Durante el periodo del 17 de julio al 1 de agosto del 2023, la ATU ejecutó el chatarreo obligatorio de 15 unidades móviles de categorías M1, M2 y M3 —vehículos diseñados para el transporte de pasajeros con 9 asientos, más de 9 asientos hasta con un peso vehicular de 5 toneladas, y más de 9 asientos con un peso de más de 5 toneladas—. Esta medida contribuyó a la reducción de emisiones contaminantes, evitando la liberación 635,61 kg de PM2,5 y 18.535,52 kg de óxidos de nitrógeno (NOx), entre otros.
A pesar de la existencia del bono del chatarreo en el Perú, su impacto ha sido mínimo, ya que solo se aplicó a vehículos abandonados y no a los antiguos que siguen en circulación. Según datos de la ATU (2024), informó que en los últimos cuatro meses del 2023 se retiraron y destruyeron 37 vehículos de transporte público que estaban abandonados en depósitos y con deudas impagables.
Lima registró los niveles más altos de PM2.5 en el 2023, especialmente en zonas con una alta concentración de tráfico vehicular. En particular, se observaron niveles preocupantes en Carabayllo, Puente Piedra y Pachacamac con mediciones de 28 µg/m³, 27.4 µg/m³ y 31,8 µg/m³, respectivamente (SENAMHI, 2024).
En este contexto, es crucial implementar medidas más efectivas para impulsar la adopción de vehículos eléctricos y de gas natural, así como para mejorar el transporte público y promover medios de transporte más amigables con el medio ambiente.