En el mes de setiembre de 2021, Trump brindó una entrevista telefónica para el Programa de Sean Spicer en el canal de noticias conservador Newsmax donde sentenció que Estados Unidos desaparecería en 3 años. Estas declaraciones tenían como objetivo advertir, una vez más, la supuesta manipulación de elecciones presidenciales de 2020, dando a entender que existe un gran riesgo de repetición en los referendos de 2022 y 2024, aseveración duramente criticada por los medios de comunicación nacionales e internacionales por su falta de trasfondo objetivo.
No obstante, 8 meses después, parece ser que el expresidente, sin tener intención alguna de hacerlo, efectivamente predijo la desaparición norteamericana, pero no en materia político electoral, sino entorno a su política exterior y el debilitamiento de su posición global. Así pues, desde hace unos meses académicos e internacionalistas han puesto énfasis en analizar los errores cometidos por la gestión Biden en: (i) el retiro de tropas de Afganistán, (ii) la gestión del conflicto ruso-ucraniano y, (iii) su relación con los países de América.
Sobre el primer punto, la gestión Biden decidió hacer caso omiso a los informes militares que hacían referencia al grave riesgo que suponía el retiro de tropas en Afganistán. El resultado, es de más conocido por la Comunidad Internacional ya que, para los talibanes no fue complicado hacerse de la conquista del país en mención. Este fracaso ha sido comparado con el de Jimmy Carter durante la guerra de Vietnam y la caída de Saigón, convirtiéndose en la primera gran crisis que tuvo que enfrentar el actual presidente, cayendo hasta 10 puntos en su aprobación.
Respecto al segundo punto, desde el inicio de su gobierno Biden: tuvo fuertes declaraciones sobre Vladimir Putin y la amenaza de invadir Ucrania; mostró su apoyo al gobierno de Zelenski; adivirtió sobre posibles sanciones económicas contra Rusia y; barajó un posible ingreso ucraniano a la OTAN. No obstante, esta actitud desafiante se esfumó desde que Rusia invadió la Región de Donbás e inicio su proceso expansionista, Estados Unidos no ha mostrado la posición que le correspondía en el conflicto, y a la larga las sanciones económicas impuestas están teniendo un efecto rebote importante en el mundo entero.
En relación al tercer punto, a inicios del mes en curso se realizó en Los Ángeles la Cumbre de las Américas, foro político que reúne a los presidentes miembros de la Organización de los Estados Americanos para tratar las principales problemáticas del hemisferio. No obstante, la gestión Biden tomó la decisión de no invitar a Cuba, Venezuela y Nicaragua, provocando que los presidentes de México, Bolivia y Honduras dispusieran no participar de esta reunión. La rebeldía mostrada por algunos países y la falta de liderazgo norteamericano, muestran una disminución del compromiso democrático liberal por parte de la región, donde parece ser que China empieza a obtener mayor poder frente a las sombras de Estados Unidos.
Hasta el momento Biden ha mostrado una pésima capacidad en lo referente a política internacional, poniendo en riesgo el puesto que históricamente han ocupado como estado hegemónico. Si a esto se le suma la creciente inflación interna y la falla en las cadenas de suministros de automóviles y artículos de construcción, parece resonar cada vez más fuerte en estas crónicas, crónicas de una muerte anunciada, la disminución de la posición global norteamericana en los próximos meses.