El 24 de octubre, las Naciones Unidas conmemoran un aniversario más de su creación como organismo multilateral, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, en 1945. En ese año, muchas naciones se encontraban en ruinas y la humanidad clamaba por la paz largo tiempo de constantes conflictos bélicos. Es así como los líderes de 51 países se dieron cita en la ciudad de San Francisco, California, para firmar la emblemática Carta de las Naciones Unidas, documento con el cual se creaba la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Hoy, casi 75 años después de ese hecho histórico, la ONU está conformada por 193 Estados miembros, siendo el organismo internacional más importante.
Según el historiador británico Paul Kennedy, la ONU es una especie de Parlamento de la Humanidad, un lugar donde todas las decisiones se toman en base a los acuerdos y consensos de sus Estados miembros, cuyos objetivos primordiales siguen siendo: salvaguardar la paz y la seguridad internacional, la promoción del desarrollo, la asistencia humanitaria, la cooperación internacional, el cumplimiento del derecho internacional y los derechos humanos.
A lo largo de su historia, la ONU ha venido ejerciendo un rol protagónico gracias a la globalización, mediante la cual se ha valido para llevar a cabo su política de comunicación y cercanía entre las naciones para promover la paz, la libre determinación de los pueblos, el cumplimiento del derecho internacional y el respeto a los derechos humanos.
Uno de los grandes desafíos de la ONU ha sido la lucha contra el cambio climático. En 2015, las Naciones Unidas promulgaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Es un exhaustivo plan de acción dividido en 17 objetivos, con 169 metas vinculadas al ámbito ambiental, económico y social. De esta manera, las naciones del mundo esperaban llevar a cabo metas relevantes en favor de la humanidad, en especial de los más pobres y vulnerables. Estando a casi una década de la meta trazada, los objetivos parecen haberse estancado.
A pesar del compromiso de muchas naciones a favor del desarrollo sostenible, los esfuerzos no han sido suficientes y la problemática del cambio climático se ha agudizado. Si a eso le añadimos la gran crisis económica y sanitaria ocasionada por la pandemia por la COVID-19 y las tensiones entre Estados Unidos y China por la guerra comercial, la ONU y su capacidad del liderazgo multilateral parecen estar en crisis y el equilibrio podría verse vulnerable, lo cual es inadmisible.
Este 2020, la 75º Asamblea General de las Naciones Unidas se ha realizado de manera virtual desde su cuartel general, en la ciudad de Nueva York, donde cada misión ha presentado un discurso pregrabado de sus propios jefes de Gobierno y de Estado. En su discurso inaugural ante la Asamblea General de la ONU, el secretario general, Antonio Guterres, dejó en claro la crisis actual que atraviesa el multilateralismo, a consecuencia del cambio climático y la pandemia, lo que ha dejado al descubierto la fragilidad de toda la comunidad mundial frente a la crisis sanitaria, el incremento del desempleo y la pobreza en muchas naciones en vías de desarrollo.
"Ante la crisis sanitaria y el cambio climático que venimos padeciendo, nuestro mundo no puede permitirse un futuro en el que las dos economías más grandes dividan al mundo en una gran fractura. Cada una con sus propias reglas comerciales, financieras y capacidades de inteligencia artificial e internet", resaltó el secretario general de la ONU.
En consecuencia, este nuevo aniversario de la ONU debe ser una oportunidad para que se ponga en práctica el verdadero rol que deben tener las relaciones internacionales dentro del sistema multilateral. Asimismo, la cooperación internacional debe ser el objetivo primordial de todos sus Estados miembros en la lucha contra la pandemia, donde se deje de lado los intereses personales de las grandes potencias y se priorice el bienestar común de toda la humanidad. Solo así se podrá continuar con los objetivos ya establecidos de la Agenda 2030.