Debatir es parte de nuestra esencia como personas. Nuestra capacidad de crear conceptos diferentes y valorarlos de manera distinta nos hace una especie única. No se trata solo de gustos o sentimientos. Por ejemplo, los monos pueden preferir una uva a una verdura y hasta experimentar la sensación de injusticia (ver experimento de Brosnan y de Waa, 2003). Se trata de juicios de valor elaborados a partir de una materia determinada, que generan emociones y modifican nuestro comportamiento y acciones, pero que pueden causar el efecto opuesto en otro ser humano.  

Esta habilidad de pensar diferente sobre diversos conceptos nos hace entrar en confrontación de opiniones en nuestra vida diaria, que evitamos para no tener conflictos. Pero hay quienes a los que nos gusta debatir tanto que lo practicamos como una especie de deporte en competencias y actividades. Y, como cualquier arte o deporte, hay claves para practicarlo mejor. Aquí señalo las más importantes: 

1Controla tus emociones Tus sentimientos te traicionan. Parece una frase sacada de la Guerra de las Galaxias, pero es cierto. Nuestras emociones nublan nuestro juicio y no nos dejan pensar con claridad. Esto ocasiona que no argumentemos correctamente. No podemos dejar de sentir, pero podemos aprender a controlar lo que sentimos para que no dominen nuestro comportamiento ni nos haga reaccionar de manera impulsiva.  

2. Refuta los argumentos. Por naturaleza, un debate es una contraposición de argumentos, pero a veces nos olvidamos de eso y lo convertimos en una exposición de estos. Es importante tomarse el tiempo necesario para refutar los argumentos expuestos por la contraparte con la misma fuerza con la que presentamos nuestros argumentos. El argumento que no es refutado se asume como válido.  

3. Escucha a la contraparte. Esto va de la mano con el punto anterior. No podemos debatir si es que no escuchamos qué es lo que dice el contrario. No solo para refutar sus argumentos, sino también para escuchar cómo refutan los nuestros. En el debate, muchas veces pensamos en nuestra respuesta mientras la otra persona nos habla y esa es la primera señal de que no estamos escuchando. ¿Cómo pensamos en responder si es que no hemos escuchado el mensaje completo? 

4Aprende a manejar tu tiempo. Decir lo que pensamos en un periodo de tiempo determinado es complicado, pero se logra con practica y se perfecciona. Pensamos que mientras más decimos más sabemos y no es así. Si queremos que nuestro mensaje llegue, tenemos que ser claros y concisos. El “floro” aburre y no construye. 

5. Debate para aprender no para ganar. Al igual que cualquier arte o deporte, se necesita entrenar para sobresalir. Tenemos que practicar en todas las situaciones, incluso en las más desfavorables. Luego, debemos evaluar nuestro desempeño e identificar nuestros aciertos y errores. No solo debatimos para ganar, sino también para aprender a debatir mejor.  

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Escrito por:

Gustavo Taboada
Docente de la Facultad de Derecho de la USIL. Abogado por la Universidad de Lima y magíster en Finanzas y Derecho Corporativo por la Universidad ESAN. Cofundador de Promotora Internacional de Debates – PRIDE Perú.