Me han invitado a escribir algunas ideas acerca de lo que pienso que son las Relaciones Internacionales en el mundo actual, cuando por la nueva multipolaridad no se sabe hacia dónde se dirigen nuestros conocimientos y nuestra visión que, desde Westfalia en 1648, pasando por el Congreso de países reunido en Viena en 1815, y contemplando la bien recibida creación de las Naciones Unidas en 1945 en plena Guerra Fría, pensábamos que había llegado la hora de darnos un descanso para así poder revisar el nuevo sistema internacional que apareció terminada la Segunda Guerra Mundial.
Y al revisar mis conocimientos, que siempre trato de actualizar, pensé que era una ocasión importante que pudiéramos reflexionar en conjunto lo que han sido las Relaciones Internacionales y la Política Exterior que las sustenta, como instrumento de la acción del Estado, y que han sido las áreas que más he aprendido y he podido aportar en los últimos tiempos.
Es oportuno que diga que comencé mi vida diplomática cuando el mundo era bipolar y con la emergencia de una nueva agenda internacional, que era la agenda norte-sur, los graves problemas energéticos de los años 70, fueron de alguna manera, diluyendo la llamada “Guerra Fría”. Es así que en los años 90, había desaparecido la “Guerra Fría”; y la bipolaridad y el tema norte-sur habían dejado de ser relevantes.
Las nuevas realidades mundiales ocupaban todas nuestras agendas cuando las relaciones internacionales habían dejado de ser un campo exclusivo de los Estados para que las fuerzas transnacionales y la sociedad civil participasen con gran capacidad de influir en temas muy importantes de la agenda internacional; los organismos no gubernamentales (ONG) con influencias de estos nuevos actores para determinar cursos de acción nacional o internacionalmente en un mundo que caminaba a transformarse en multipolar.
Es en este escenario mutante que se debe iniciar el trabajo de los criterios en nuestros análisis, con los nuevos enfoques de las realidades que vive hoy el planeta.
Un poco de historia lejana: hace más de 5 000 años que la especie humana comenzó a pensar sobre las relaciones entre las comunidades de entonces, enfocándolas a la realidad de esos miles de años atrás; Herodoto empezó a escribirla –sabemos que nadie lo había hecho antes– hace poco más de 2 000 años; por ello, hablar sobre las Relaciones Internacionales requiere, brevemente, de una reflexión acerca de su origen; hecho que sin duda alguna permitirá en una primera aproximación valorar y constatar su importancia, validez y vigencia, al conocer los problemas más graves de la sociedad internacional, sobre todo los más concretos y críticos.
Los primeros indicios que confirman la existencia de una de las formas más conocidas que podríamos llamar “relaciones internacionales”, las encontramos en las cartas de Amarna, en Egipto allá por los años 1350-1330 antes de Cristo, las cuales se refieren a correspondencia de carácter político cruzadas entre autoridades egipcias. En la Grecia antigua, grandioso período histórico cuna de la democracia y de insignes filósofos como Sócrates y Aristóteles, quienes establecen un sistema de relaciones diplomáticas en el siglo V a. C.; así como también en el imperio romano, gran plagiador de toda la cultura griega la que llega a dominar, primero por la fuerza de las armas y luego integrando a sus más ilustrados pensadores en ese nuevo mundo de la filosofía de ultramar.
Pero realmente, sobre el derecho internacional, todo se inició hace menos de 500 años y, a escribir su historia sobre su inicio, muchísimo menos.
Hay una cita que me encanta repetir hasta el cansancio y es aquella que recuerda que alguna vez se le preguntó al maestro Alberto Einstein: “¿Por qué cuando la mente del hombre se ha ampliado en tal forma como para descubrir la estructura del átomo, no somos capaces de diseñar los medios políticos para evitar que el átomo nos destruya?# Y su respuesta fue: "Esto es muy sencillo, amigo mío, resulta que la política internacional es más difícil que la física”.
Este juicio del gran genio alemán, autor de la teoría de la relatividad, nos debe llenar de entusiasmo por relevar la importancia que tiene el estudio de las relaciones internacionales y desde ahí todos sus canales, uno de ellos los principios y normas que presiden el derecho internacional, los que desempeñan un papel tan determinante en el análisis de las relaciones internacionales, que las Naciones Unidas ha reiterado que la situación del mundo actual acrecienta la importancia del papel del derecho internacional en las relaciones entre las naciones y ha subrayado que su codificación es el medio más eficaz de promover los propósitos y principios enunciados en la Carta de San Francisco de 1945, consciente –la Asamblea General– de la responsabilidad que le incumbe, en el artículo 13, inciso a) párrafo 1 de dicha Carta que dice:
“Fomentar la cooperación internacional en el campo político e impulsar el desarrollo del derecho internacional y su codificación”, es decir que se reconoce, el 26 de junio de 1945, la necesidad de poner orden en las normas que rigen las relaciones internacionales y, en particular, en el derecho internacional ante las perspectivas del nuevo orden mundial; que ya entonces se avecinaba luego de que los tambores de la Segunda Guerra Mundial, que finalizó en mayo y setiembre del mismo año, mostraba las derrotas del llamado Eje, la alemana nazi, la fascista y la japonesa que acababa de ser testigo cruento de dos holocaustos nucleares en agosto de 1945. Menciono las fechas con la idea de visualizar la rapidez de los sucesos en una época que no existía el Internet y otras técnicas parecidas a las que ahora se les otorga la responsabilidad por la rapidez de la información.