A pocos días de conmemorarse el Bicentenario del Perú, es relevante identificar los principales retos que el país debe afrontar en este nuevo siglo de independencia, especialmente considerando que este 28 de julio no es recibido como el país que todos los peruanos desean tener.
Aún existen desafíos históricos que no han sido atendidos, como la desintegración nacional, la desprotección de las poblaciones vulnerables, la corrupción y el deterioro del modelo de desarrollo. No obstante, las siguientes líneas estarán enfocadas en los retos cuyo origen y gestión exceden las fronteras nacionales.
El sistema internacional actual se caracteriza por la transformación constante producto de la redistribución del poder internacional, el incremento de la influencia de actores no estatales y la revolución tecnológica. Estos factores representan grandes desafíos, sobre todo para los países en vías de desarrollo como el Perú, pues exigen establecer un equilibrio pragmático en las relaciones con las potencias tradicionales y las potencias emergentes, considerar la participación de nuevos actores en los principales asuntos de interés nacional (empresariado, ONG’s, tanques de pensamiento, líderes de opinión, etc.) y construir una sociedad del conocimiento que integre a toda la población.
Estos desafíos del sistema se complementan con retos globales que demandan una respuesta coordinada de la comunidad internacional, como el cambio climático, la transformación demográfica, el debilitamiento de la democracia, el incremento de las brechas sociales, la situación de la mujer, el crimen organizado transnacional y el terrorismo. Considerar estas situaciones como lejanas al Perú, por lo tanto, no prioritarias para el país, es un grave error. Por mencionar algunos datos, en los últimos 50 años se ha perdido el 51% de la superficie glaciar nacional, el Fenómeno del Niño Costero de 2017 provocó pérdidas económicas equivalentes al 1.9% del PBI, la participación demográfica de la población menor de 15 años está descendiendo, en el período 2016-2021 el país ha tenido más de tres presidentes, en el 2019 la pobreza rural fue de 41% mientras que la urbana 14%, en el 2020 se denunció la desaparición de 5.521 mujeres y en mayo de este año 16 personas fueron asesinadas por narcoterroristas.
Un reto global que requiere mención especial son las pandemias, considerando el contexto particular en el cual se recibe el bicentenario de la independencia peruana como producto de la Covid-19. En el 2001 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció a la mundialización de enfermedades infecciosas como motivo de preocupación internacional pues un brote epidémico podría extenderse rápidamente fuera de las fronteras nacionales debido al creciente movimiento poblacional, la desinformación y la capacidad sanitaria insuficiente de ciertos países, lo cual produciría graves consecuencias que excederían el ámbito de la salud pública hasta afectar a la estabilidad política y económica de los Estados. A más de un año de que la OMS declarara que la enfermedad respiratoria Covid-19, detectada en Wuhan a fines de 2019, tiene características de una pandemia, en el Perú se registran más de 2 millones de casos confirmados y cerca de 200 mil fallecidos, la economía peruana comienza a recuperarse lentamente luego de una
contracción de 11.1% en el PBI, más de 200 mil escolares han interrumpido sus estudios y menos del 80% de las personas menores de 25 años tiene empleos formales.
A pesar de la pandemia, el Perú puede superar los nuevos retos de las relaciones internacionales y los desafíos históricos que enfrenta mediante políticas y planes de recuperación y resiliencia que utilicen la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible como marco de referencia y guía. Adicionalmente, se requiere reforzar la capacidad de planificación y ejecución de la administración pública a largo plazo, promover activamente la transparencia y la rendición de cuentas y articular la participación de toda la sociedad en la respuesta a las situaciones desafiantes identificadas, de lo contrario todos los retos se convertirán en amenazas insuperables.
El no alcanzar las metas para el 2021, y que probablemente tampoco se cumplan las del 2030, no es excusa para continuar con el comportamiento cortoplacista que caracteriza al Perú. Es momento de tomar acciones concretas con visión a futuro para cumplir con los compromisos nacionales e internacionales a fin de construir sólidamente el país que todos los peruanos deseamos tener más allá del bicentenario.