Hace siete años, Daniel Cuesta cumplió un sueño: tener un emprendimiento de comida. Mientras estudiaba la carrera de Gastronomía y Gestión de Restaurantes en USIL, como parte de la primera promoción, se convenció de lanzar su propio food truck, al que llamó El Gringo, especializado en hamburguesas y salchipapas.

“Siempre me gustó hacer cosas por mí mismo. Antes de lanzar El Gringo, hacía delivery de almuerzos con mi actual socio, quien también es egresado de la USIL, de la carrera de Administración Hotelera. Después decidí hacer un cambio”, comenta.

Años después, su aventura se agrandó: los food trucks de El Gringo se multiplicaron por cinco y abrió su propio local en San Isidro. Además, Daniel incursionó en otros rubros culinarios. En 2017, abrió la cevichería Agallas y la barra criolla Provinciano, ambos ubicados en Miraflores.

Giro en el recorrido
Con tres restaurantes a cuestas y cinco food trucks, el alumni USIL auguraba un futuro alentador. Sin embargo, el 2020 cambió sus planes. La COVID-19 le impidió continuar abriendo las puertas de sus restaurantes, al menos por unos meses. Fue entonces que decidió tener un negocio diferente.

Investigó el mercado y notó la necesidad de las personas por comprar alimentos y abarrotes de manera segura, que puedan llegar hasta la puerta de sus casas. Así, en su taller de producción, creó Casero, un mercado digital que ofrece desde pescados y carnes hasta frutas y verduras, todo desinfectado, empaquetado y entregado por delivery.

“Trabajo con los mismos proveedores de mis restaurantes, por eso se me hizo fácil lanzar Casero. Fue una manera de seguir trabajando y no dejar a nadie sin trabajo. Lo hicimos sin ánimos de lucrar”, cuenta.

Ahora, con buenos resultados, maneja cuatro negocios paralelamente, con el apoyo de unos 40 colaboradores, en promedio. Todo con los protocolos de seguridad e higiene necesarios. Mientras sus restaurantes abren al 40 % de aforo permitido, en este tiempo, además, los food trucks los ha empleado en una campaña del Ministerio de Agricultura, en la que se pusieron a disposición para que los agricultores vendan ahí sus productos en mercados itinerantes.

“Antes de la pandemia también habíamos empleado los food trucks para causas solidarias. Con el Ministerio de Salud, estuvimos en una campaña para combatir la anemia. Fuimos a diferentes asentamientos humanos con platos preparados con insumos para ello, como sangrecita. Fueron como 500 platos por día los que repartimos”, recuerda.

Por toda la experiencia vivida, Daniel ahora le brinda un consejo a otros emprendedores de la gastronomía que se han visto afectados por la pandemia: “Lo primero que deben considerar es invertir en las redes sociales, esto es vital hoy en día. Además, se deben tener muy presente la comunicación que tienen, cómo la hacen. También estar atentos a la limpieza de su negocio, tener un orden y enfocarse en lo que les gusta”.

El rol de la USIL
Daniel Cuesta inició sus emprendimientos cuando aún estudiaba en la USIL, por lo que a veces sentía que el tiempo no era suficiente para cumplir todos sus objetivos. Sin embargo, asegura que siempre contó con el compromiso, apoyo y seguimiento de los docentes de la carrera de Gastronomía y Gestión de Restaurantes, que actualmente es Gestión e Innovación en Gastronomía

“Me ayudaron mucho con mis horarios. Además, tenía varias consultas por mi emprendimiento y siempre estaban atentos a ello, dispuestos a ayudarme, a absolver cualquier duda para salir adelante”, señala.

La USIL felicita a Daniel por su arduo trabajo, esfuerzo y colaboración.

Sobre Gestión e Innovación en Gastronomía
La carrera de Gestión e Innovación en Gastronomía de la USIL forma líderes de la gestión y la evaluación de proyectos gastronómicos y la adaptación a los diferentes entornos a nivel nacional e internacional, con gran sentido de responsabilidad social y visión global. Entérate de más, aquí.