El plástico se ha convertido en un material indispensable para las civilizaciones modernas. Sus características, como bajo costo, versatilidad y durabilidad han logrado que se encuentre en la mayoría de los productos de uso común. Pero, al mismo tiempo, son estas características las que convierten al plástico en una amenaza para la conservación de los ecosistemas.
Avio et al.1 estima que, aproximadamente, 10 % de los plásticos que se produce anualmente termina en los océanos. La forma en la cual los residuos plásticos de uso común afectan a la biota marina ha sido ampliamente estudiada por décadas, y los principales impactos, como la ingestión, el enredo y el transporte de especies invasivas, han sido establecidos2. Sin embargo, el plástico se encuentra presente en distintas formas y logra pasar desapercibido, por lo que continúa siendo estudiado.
Microplásticos
Los microplásticos se definen como partículas de plástico menores a los cinco milímetros de diámetro. Las primeras observaciones de estos fragmentos fueron realizadas por Richard C. Thompson et al. a inicios del 20003. No obstante, los estudios que investigan la presencia, las fuentes y los impactos de los microplásticos comenzaron a publicarse con mayor frecuencia en la última década. Actualmente, la presencia de microplásticos ha sido evidenciada en ambientes acuáticos, terrestres e, incluso, en zonas remotas alrededor del mundo4–6.
Existen dos categorías de microplásticos: los primarios son fabricados en tamaños diminutos, como los pellets de producción y las microesferas que se encuentran en algunos exfoliantes y productos de belleza; y los secundarios, que derivan de la fragmentación de plásticos más grandes. Debido a su tamaño, los microplásticos pueden ser ingeridos por la gran mayoría de organismos marinos. Adicionalmente, podrían escalar a lo largo de la cadena trófica, alcanzando finalmente especies de interés comercial y ser ingeridos por humanos7. Los impactos que la ingestión de dichas partículas podría ocasionar en la salud aún requieren investigación con mayor profundidad.
Las tendencias en los estudios de contaminantes antropogénicos, como los plásticos, continúan buscando aquello que no se logra ver a simple vista, pero podría estar causando impactos importantes en los ecosistemas. Nuevas definiciones y derivados del plástico siguen siendo descritos cada año y subsiguientemente se comienzan a reportar en diferentes partes del mundo, poniendo en evidencia la huella que ha dejado el humano en el planeta.
A pesar de que la mayoría de los plásticos que se encuentran en el mar, en especial los microplásticos, no se pueden extraer masivamente para solucionar el problema, como ciudadanos podemos evitar que esto continúe empeorando. Para lograrlo, es necesario que nos informemos sobre los productos que consumimos y su contenido. Además, debemos reducir al mínimo el consumo de plásticos de un solo uso y asegurar su correcta disposición.
Fuentes de investigación:
- C.G. Avio, S. Gorbi, and F. Regoli, Mar. Environ. Res. 128, 2 (2017).
- J.G.B. Derraik, Mar. Pollut. Bull. 44, 842 (2002).
- R.C. Thompson, Y. Olson, R.P. Mitchell, A. Davis, S.J. Rowland, A.W.G. John, D. McGonigle, and A.E. Russell, Science. 304, 838 (2004).
- D.C. Dioses-Salinas, C.I. Pizarro-Ortega, and G.E. De-la-Torre, Sci. Total Environ. 730, 139164 (2020).
- G.E. De-la-Torre, D.C. Dioses-Salinas, J.M. Castro, R. Antay, N.Y. Fernández, D. Espinoza-Morriberón, and M. Saldaña-Serrano, Mar. Pollut. Bull. 151, 110877 (2020).
- M. Bergmann, V. Wirzberger, T. Krumpen, C. Lorenz, S. Primpke, M.B. Tekman, and G. Gerdts, Environ. Sci. Technol. 51, 11000 (2017).
- G.E. De-la-Torre, J. Food Sci. Technol. 57, 1601 (2020).