En la primera semana de julio se conmemora en el Perú un acontecimiento tan especial como es el Día del Maestro, recordando la fundación de la primera escuela normal ocurrida el 6 de julio por iniciativa del libertador Don José de San Martín. Hoy a vísperas del Bicentenario de nuestro país, nos corresponde, revisar el aporte de la educación en la formación de la persona como ser individual y ser social y en el desarrollo integral de nuestro país. En tal sentido urge considerar los nuevos conocimientos y habilidades en coherencia con nuevas formas de entender el desarrollo, las relaciones entre los seres humanos; valores como la verdad, la libertad, la justicia, la equidad, adquieren un nuevo significado. Frente a esta coyuntura, debemos tener presente las dimensiones o característica del quehacer docente:
- Dimensión reflexiva
Para el docente, la autorreflexión y la continua revisión de sus prácticas de enseñanza constituyen el recurso básico de su labor educativa, considerando que es dinámica, sincrética y convirtiéndola en una labor compleja y especializada.
Esta práctica reflexiva demanda una toma de conciencia crítica personal y grupal que derive en compromisos de transformación de las relaciones sociales, que se desarrollan principalmente en un contexto institucional, social y cultural caracterizado por la diversidad. - Dimensión relacional
La docencia es esencialmente una relación entre personas que asisten a un proceso de aprendizaje, planificado, dirigido y evaluado por los profesionales de la enseñanza. En este proceso se construyen vínculos cognitivos, afectivos y sociales que hacen de la docencia una actividad profesional de carácter subjetivo, ético y cultural. El tratamiento del vínculo entre el docente y los estudiantes es fundamental. La buena docencia requiere respeto, cuidado e interés por el estudiante.
La construcción de vínculos no solo surge y se desarrolla en el aula. Hay otros ámbitos en los que el docente requiere proceder de la misma manera, como el de sus relaciones con la familia y la comunidad, lo que amplía y enriquece el carácter relacional de la docencia. - Dimensión colegiada
El docente desarrolla esencialmente su labor dentro de una organización cuya finalidad es asegurar que sus principales beneficiarios —los estudiantes— aprendan y adquieran las competencias previstas. Su práctica profesional es social e institucional. Interactúa con sus pares —docentes y directivos— y se relaciona con ellos para coordinar, planificar, ejecutar y evaluar los procesos pedagógicos en la escuela.
La identidad profesional de los docentes se construye, en gran medida, en los espacios sociales y laborales que ella promueve. En la escuela, las decisiones más relevantes que afectan a la comunidad educativa deben tomarse a nivel colegiado. Todo esto exige que los maestros colaboren entre sí y se organicen. La práctica individual de la enseñanza se comprende mejor desde una perspectiva colegiada. - Dimensión ética
Sin duda ésta es la más importante de las dimensiones de la práctica docente, se manifiesta principalmente en el compromiso y la responsabilidad moral con cada uno de los estudiantes, sus aprendizajes y su formación humana. En ese contexto, se expresa también en el reconocimiento y respeto de las diferencias y en la elección de los medios empleados.
El fundamento ético de la profesión docente tiene como propósito y gran responsabilidad la formación integral del ser humano valorándolo como ser individual y ser social creando espacios de aprendizaje donde se valore sus capacidades y habilidades físicas, cognitivas y emocionales en contextos reales, enriquecedores y significativos que le permitan construir la vida en comunidad.
Fuentes de investigación