Hay tres retos clave que enfrenta nuestro sistema educativo para mejorar sus resultados.
La educación peruana presentó, durante la década pasada, una serie de avances importantes que se manifestaron como mejora en indicadores como inversión pública en la educación, reformas legales (carrera magisterial, ley universitaria, ley de institutos superiores), ordenamiento de la educación superior universitaria, fortalecimiento de la meritocracia en la carrera docente, incluso en evaluaciones de aprendizajes regionales. En el LLECE de la UNESCO – OREALC mostramos avances valiosos en diversas áreas y grados, entre otras cosas. Todo este progreso nos mostraba una senda de crecimiento importante en lo que se conoce como decisiones de política educativa.
Sin embargo, valgan verdades, el sistema también nos arrojaba información consistente sobre problemas serios respecto de los logros de aprendizaje de los estudiantes, sobre la capacidad de nuestro sistema de ofrecer calidad y resultados educativos para todos, sobre nuestra habilidad para asignar recursos presupuestales de forma equitativa, focalizada y de acuerdo con las necesidades.
Todos estos temas embalsados terminaron por manifestar su rostro menos amable cuando el sistema educativo peruano decidió mantener cerradas las escuelas por largos dos años (uno de los cierres más prolongados del planeta), y lo que fue aun peor, la decisión de volver a abrir la educación asumiendo que estos problemas no existían. El Banco Mundial ha estimado para la región de Latinoamérica un índice de pobreza de aprendizajes que bordea el 70%. Una evaluación realizada por la Unidad de Medición de la Calidad (UMC) de la Educación del MINEDU aplicada a estudiantes con acceso a internet mostró una caída de los aprendizajes significativa entre nuestros estudiantes producto de la crisis de la pandemia, caída que fuera confirmada por la evaluación muestral de aprendizajes cuyos resultados fueron publicados a finales del mes de marzo de este año.
Así, cabe cuestionarnos cuáles son los retos que enfrenta nuestro sistema para mejorar sus resultados. En las siguientes líneas planteo algunos de ellos:
1. La recuperación de aprendizajes en el escenario postpandemia
La razón de ser de los sistemas educativos es el logro de aprendizajes, justamente aquello que ha sido más golpeado. De esta manera, entonces, todo el sistema educativo, pero particularmente las autoridades a cargo, deben proponer un plan comprensivo, concreto, convocante y con recursos presupuestales muy bien definidos que permitan que por los próximos cinco u ocho años enfrentemos la madre de todas las batallas, que es la recuperación de los aprendizajes de nuestros estudiantes. Hoy el Perú no tiene norte, ni plan, ni enfoque, como si ya lo tienen otros países de la región.
2. Relanzar un programa de revalorización de la carrera docente
En los próximos 10 años, el Perú va a enfrentar un recambio generacional de su cuerpo docente. Cómo vamos a atraer a las nuevas generaciones de docentes, qué niveles de discusión estamos teniendo alrededor del nuevo perfil docente que nuestro país y el contexto requieren, cómo vamos a implementar ese proceso de recambio formativo docente, en ese espacio qué rol juega la meritocracia instalada en nuestra carrera pública magisterial. El nuevo docente y su calidad se convierten entonces en un reto sumamente importante.
3. Gobernanza del sistema educativo peruano
La gestión de la cosa pública en educación requiere una reingeniería que permita lograr dos cosas. Por un lado, mejorar la gestión, así como alcanzar que los recursos dedicados lleguen con mayor eficiencia y eficacia al estudiante, y no se queden en el camino burocrático existente. Y de otro lado, profesionalizar y despolitizar la gestión de la educación protegiéndola de las idas y venidas de la política. Esa idea de convertir al Ministerio de Educación en un Banco Central de Reserva creo que tenemos que discutirla urgentemente, de lo contrario vamos a seguir con el comportamiento que hace que en menos de 7 años hayamos tenido 12 ministros a cargo del sector educación.
Estas son condiciones básicas necesarias que permitirán darle el respiro necesario a un sector que es tan o más importante que el sector economía y finanzas, porque es el que asegura que todos los peruanos sean los mejores seres humanos y ciudadanos que puedan ser. Pero, además, son las personas las que construyen sociedades, tejen el futuro, definen el bien común y permiten la riqueza y desarrollo. Sin la educación no hay futuro viable.