Se requiere aunar esfuerzos para alcanzar la ansiada transformación de la educación, una educación de calidad, equitativa e inclusiva.
En tiempos de incertidumbre y convulsión que vive nuestro país, se hace evidente la necesidad de volcar esfuerzos y voluntades para trabajar en aquello que nos una, que nos fortalezca como nación y nos permita edificar un mejor futuro para las próximas generaciones. Estamos refiriéndonos a la educación, la cual es la herramienta idónea o vía indispensable para que la humanidad pueda progresar en los ideales de paz, libertad y justicia social.
Delors (1997), en su libro La Educación encierra un tesoro, precisa a la misma, como un clamor de amor por la infancia y la juventud, por aquellos que se integrarán a la sociedad prontamente. Es por ello, que las políticas económicas y financieras deben estar encaminadas hacia ofrecer un desarrollo integral de niños, niñas, jóvenes y adultos que permita replegar la pobreza, desigualdad e inequidad que aún nos rodea a nivel local, regional y mundial.
Es así que, en esta lucha constante, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), celebra el quinto Día Internacional de la Educación este 24 de enero del 2023, bajo el lema invertir en las personas, priorizar la educación. La UNESCO dedica este día a las niñas y mujeres afganas que siguen siendo privadas del acceso a la educación. Azoulay (2023), señala la importancia y el valor de recalcar que todas las personas tienen derecho a la educación. Lamentablemente, cerca de 244 millones de niños están sin escolarizar en el presente año y 711 millones de adultos son analfabetos. Los niños y niñas que tienen la suerte de ir a los colegios presentan dificultades preocupantes como la baja comprensión lectora, entre otras.
Por lo tanto, se requiere aunar esfuerzos para alcanzar la ansiada transformación de la educación, una educación de calidad, equitativa e inclusiva, con oportunidades de aprendizaje para cada uno de nosotros.
Fuentes de investigación