Cuando escuchamos sobre inteligencia artificial (IA), nuestros referentes más cercanos nos remontan a películas como Yo Robot, Terminator, Matrix, Ex Machina o Blade Runner. Sin embargo, hoy, la inteligencia artificial se ha convertido en una de las tendencias más fuertes en la industria tecnológica, a través de la publicidad elegida a partir de nuestros gustos, elección de rutas para conducir por la ciudad o recomendaciones de televisión en formato streaming. Pero ¿qué es la inteligencia artificial? Según The National Science and Technology Council, “algunos definen la IA de manera vaga, como un sistema computarizado que exhibe un comportamiento que comúnmente se piensa, que requiere inteligencia. Otros definen la IA como un sistema capaz de resolver problemas complejos de manera racional o tomar las acciones apropiadas para lograr sus objetivos, en cualquier circunstancia del mundo real que se encuentre” (2016, p.6).

La inteligencia artificial es de las tecnologías exponenciales que vienen desarrollando múltiples aplicaciones. En palabras de Martinez (2016), “las disrupciones no se producen en sí por la tecnología, sino por un nuevo uso de esta que cambia la forma de hacer las cosas en un negocio” (p.1). Según el artículo publicado en El País, en julio de este año, un 42 % de las empresas europeas utilizan, al menos, una herramienta de IA; aunque dos de las principales barreras por vencer siguen siendo el alto costo y la falta de habilidades en el mercado laboral.

Es aquí donde nos preguntamos, ¿cuál es el papel de la IA en la contabilidad? Pues, al igual que en otros ámbitos de la ciencia, su potencial es enorme. Podemos enfocarnos en la mejora de la prestación y la eficiencia de los servicios, a través de la colaboración en el lugar de trabajo entre las personas y la tecnología. También hay consenso en que, con el paso del tiempo, la IA contribuirá, cada vez más, en generar importantes ahorros de costos, ya que se destinarían menos recursos para obtener mejores resultados.

Como en todo cambio, la llegada de la inteligencia artificial no implica, en absoluto, que estemos frente a la extinción de los contadores públicos, sino todo lo contrario. La IA será una valiosa aliada como herramienta, que permitirá realizar sus actividades de una manera más sencilla y con menos probabilidad de errores. Además, brinda la oportunidad de generar nuevos puestos de trabajo. La tecnología no está hecha para reemplazar la inteligencia humana: llegó para enriquecerla y complementarla.

Podemos enumerar tres vertientes en las labores contables, en donde la IA podría brindar soluciones en un futuro no muy lejano: (1) La reducción de las tareas rutinarias y reiterativas, que ocasionan costos en tiempo y personal, eliminando una buena parte de la carga de trabajo diaria. (2) El aumento de la cantidad y calidad de datos disponibles de manera oportuna. (3) La reducción de los errores humanos o los riesgos por fraudes, al poder detectar operaciones o transacciones inusuales.

Para el avance de toda ciencia, siempre es menester contar con profesionales certificados, que comprendan la relevancia de la capacitación continua y conducta ética. Ningún desarrollo tecnológico podrá reemplazar el juicio profesional y su experiencia; pero sí provocar una visión innovadora en las cosas que estos logren.

Fuentes de investigación:

Martinez, I. (2019). Auditoría e inteligencia artificial: el papel de los contables/auditores en el siglo XXIAECA: Revista de la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas, ISSN 1577-2403, N º 125, págs. 26-29

National Science and Technology Council (NSTC) (2016). Preparing for the future of artificial intelligence. U.S. Government. Recuperado de: https://obamawhitehouse.archives.gov/sites/default/files/whitehouse_files/microsites/ostp/NSTC/preparing_for_the_future_of_ai.pdf

Hidalgo, M. (29 de julio de 2020). Digitalización. La mitad de las empresas españolas no usan inteligencia artificial ni piensan hacerlo. El País. Recuperado de: https://retina.elpais.com/retina/2020/07/29/tendencias/1596037402_290565.html

Escrito por:

Fany Olinda Rojas Noa

Coordinadora académica de la carrera de Administración de USIL