A todos nos gustan las historias. Crecimos con ellas, aprendimos de ellas, nos comunicamos y transmitimos contándolas. ¿Qué contamos nosotros? Lo que nos pasó la navidad pasada, en el verano o el viaje de vacaciones, incluso lo que comimos ayer, todas estas vivencias toman un formato de historia cuando las queremos transmitir, tienen un inicio, un desarrollo y un final. Pero, ¿de qué le sirve contar historias a una marca? Le sirve de mucho. Pues así como de niños, nuestros padres generaron un vínculo con nosotros mediante las historias, de la misma forma, una marca puede generar un vínculo con futuros consumidores y reforzar los ya existentes. Estos vínculos se generan gracias a las emociones que evocan en los oyentes, y el cerebro humano inmortaliza las historias si van de la mano con emociones.
¿Pero qué debemos considerar al momento de contar una historia? ¿Cómo logramos que la historia a contar sea atendida? Hay tres aspectos muy importantes a tomar en cuenta: originalidad, propósito y ser memorable. Un ejemplo icónico fue la pieza audiovisual de Johnnie Walker, donde se narra el nacimiento de esta marca y se resalta sobre todo su lema clave “keep walking” (sigue caminando). Si analizamos este ejemplo, encontramos que cumple con originalidad: está hecha en una sola toma y se muestran elementos relacionados al relato a lo largo del camino. Tiene un propósito, el cual es develar el origen de la marca y su crecimiento a través de los años; si bien no vende directamente sus productos, puede atraer nuevos consumidores y darle una identidad a los ya existentes. Por último es memorable, pues aún luego de varios años desde su lanzamiento sigue siendo una recurrida referencia sobre el tema. Para un ejemplo más cercano y actual revisemos la publicidad que D’onofrio ha lanzado este verano, donde la marca llega hasta el rincón más alejado del planeta.
https://www.youtube.com/watch?v=M_g5pT27uC0
https://www.youtube.com/watch?v=AVngURru4jc
Adentrémonos en el propósito, sobre todo en lo de generar una identidad, no olvidemos que el storytelling no es una herramienta de venta inmediata sino más bien ayuda a generar un vínculo marca-usuario que es más bien un propósito de largo plazo. Toda marca tiene una personalidad, puede ser seria, divertida, joven, madura, saludable, exclusiva, innovadora, clásica, etc., El consumidor de los productos tendrá similitudes o encontrará puntos en común con las marcas, por ejemplo, un usuario de zapatillas Converse será distinto de uno de la marca Toms, mientras que uno de ellos busca un sentido de pertenencia, el otro estará buscando ayudar en una causa social humanitaria. Los perfiles, los intereses, el lenguaje de comunicación serán distintos entre ambos, cada marca tiene una personalidad que atraerá a quienes se sientan identificados con ella.