Descubre cómo el marketing cultural puede renovar el Día de la Canción Criolla frente al impacto global de Halloween y sus estrategias comerciales.
Por: Mag. Maria del Carmen Alvarado, docente de la carrera de Marketing
Desde hace muchos años, el 31 de octubre se ha convertido en un campo de batalla cultural en el Perú. Mientras Halloween, una celebración de origen norteamericano, gana terreno en centros comerciales, colegios y redes sociales, el Día de la Canción Criolla, una festividad nacional, lucha por mantener su relevancia entre las nuevas generaciones.
Marketing cultural y pérdida de identidad en las celebraciones peruanas
No es casualidad que esta celebración —así como el Black Friday, también de origen norteamericano— sea más atractiva para el público, toda vez que responde a estrategias de marketing cultural que han transformado una festividad extranjera en un producto de consumo masivo, mientras nuestra tradición musical permanece anclada en formatos del siglo XX.
Nos preguntamos por qué otros países logran mantener vivas sus tradiciones y fechas emblemáticas sin dejar de lado el atractivo comercial de las festividades internacionales. En cambio, en el Perú, el Día de la Canción Criolla —reconocido oficialmente desde 1944— parece haberse quedado en el recuerdo de las generaciones mayores, mientras las más jóvenes se inclinan por celebraciones más globales y comerciales.
¿Desde cuándo dejamos de celebrar a los grandes del criollismo como Lucha Reyes, Chabuca Granda, Óscar Avilés, Zambo Cavero, Mario Cavagnaro, Lucila Campos y Eva Ayllón, entre otros? Ellos nos recuerdan el privilegio de ser peruanos y de haber nacido en una tierra de gran riqueza cultural y diversidad.
La globalización y el avance de la tecnología nos fueron trayendo costumbres mundiales que se adoptaron más por moda o tendencia que por entender realmente su significado. Las plataformas digitales han estandarizado el consumo cultural, convirtiendo festividades locales en tendencias globales.
Globalización y consumo cultural: por qué Halloween domina el mercado
Halloween es una festividad experiencial que genera contenido para redes sociales y recuerdos compartidos. Los niños encuentran alegría y satisfacción al pedir dulces; la industria de los disfraces —listos o mandados a confeccionar— imita a personajes de películas o videojuegos. Se genera, además, una competencia por obtener premios a los mejores disfraces, tanto individuales como grupales.
En contraste, la canción criolla se ha limitado a peñas, conciertos y programas de radio. Es una festividad contemplativa que no invita a la participación activa de las nuevas generaciones. Por ello, el mercado de Halloween en el Perú mueve alrededor de nueve millones de soles en retail (disfraces, decoración y confitería), sin contar los establecimientos que crean eventos de Halloween para captar a un público que abarca desde niños hasta adultos.
Ante esta “temporada de consumo adoptada” en diferentes categorías de productos y servicios que se comercializan, la industria ha convertido Halloween en una temporada de ventas tan importante como la Navidad o el Día de la Madre.
Rebranding del Día de la Canción Criolla: estrategias de marketing para revalorizar lo peruano
¿Cómo podríamos realizar un rebranding del “Día de la Canción Criolla”, una fecha nacional que carece del impacto visual de Halloween con sus calabazas, brujas y fantasmas? Las nuevas generaciones y adolescentes, en muchos casos, desconocen a los grandes embajadores de nuestra música criolla. Por ello, sería recomendable difundir su legado en clases de historia o cultura cívica, así como en los medios de comunicación y redes sociales.
Sin perder su valor, podría asociarse la imagen de los íconos de la música criolla con lugares representativos de nuestro país. En cuanto al merchandising, se podrían crear camisetas con imágenes de nuestros embajadores criollos, tazas, llaveros y otros productos, además de fomentar experiencias participativas con los consumidores mediante concursos de canto o adivinanzas.
También podrían organizarse eventos con nombres cortos y atractivos, como “Criollo Fest”, “Vístete de Canción Criolla” o “Tour Gastronómico Criollo”, donde se ofrezcan anticuchos, picarones, Inca Kola, Pilsen o helados D’Onofrio. Se podrían crear logos modernos que integren elementos peruanos —como el cajón, la guitarra, la marinera o la iconografía costeña— y utilizar una paleta de colores vibrantes: morado (por el Señor de los Milagros), dorado y rojo intenso. Incluso se podría desarrollar una mascota o personaje representativo, similar a las catrinas de México, y elaborar storytellings vinculados al criollismo y sus testimonios: “Perú Criollo, disfruta la experiencia”.
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