Tradición y modernidad pueden convivir. Descubre cómo el rebranding puede impulsar una nueva etapa para la música criolla.

Rebrandear el alma

 

Javier MosqueiraPor: Javier Mosqueira, docente de la carrera de Marketing 

La música criolla peruana es una de las expresiones más auténticas de la identidad nacional. Nacida en los barrios populares de la costa, especialmente Lima y el Callao, combina influencias hispanas, africanas e indígenas que dieron origen a un lenguaje musical propio. La jarana, el cajón y la guitarra se convirtieron en símbolos del alma limeña. 

De la jarana limeña al desafío del siglo XXI 

El dúo Montes y Manrique marcó el inicio profesional del criollismo con sus grabaciones de 1911 para Columbia Records, llevando la música peruana al mundo. Poco después, Felipe Pinglo Alva, el “bardo inmortal”, dotó al vals criollo de una dimensión poética y social con obras como El plebeyo o El canillita

Durante las décadas de 1940 y 1950, artistas como Jesús Vásquez, Chabuca Granda, Alicia Maguiña, Los Embajadores Criollos y Los Morochucos llevaron el género a su edad de oro. Con la televisión en los años 60 y 70, programas como Así canta mi pueblo ampliaron su alcance, aunque los ritmos extranjeros empezaron a ganar protagonismo. 

En los años 80 y 90, las peñas criollas y centros musicales como La Oficina, Don Porfirio o el Centro Musical Breña mantuvieron viva la tradición criolla. Hoy, estos espacios siguen siendo santuarios de la autenticidad cultural

El renacer criollo: tradición y modernidad 

En el siglo XXI, la música criolla vive un renacimiento cultural gracias a gestores y nuevos intérpretes. María Luisa Obregón promueve concursos y espacios de difusión, mientras el Trío Tundete reinterpreta los clásicos con elegancia contemporánea. 

Productores como Coco Llaque han reunido a más de treinta artistas en álbumes colaborativos, confirmando la vitalidad del género. Voces como Verna Blue, Chapulín, Lucy Avilés o Willy Terry mantienen la esencia del criollismo con propuestas frescas y modernas. 

Rebranding cultural: estrategias para una marca viva 

Rebrandear la música criolla no significa alterar su esencia, sino actualizar su narrativa y fortalecer su presencia simbólica. En la era digital, debe proyectarse como una marca cultural viva, emocional y contemporánea

Entre las principales estrategias destacan: 

  • Redefinir la propuesta de valor: presentar el criollismo como una tradición viva que expresa autenticidad y orgullo nacional. 

  • Storytelling y narrativa identitaria: relatar su historia en formatos breves, digitales y cercanos a las nuevas generaciones. 

  • Renovación estética y visual: crear una identidad moderna con colores, tipografías, símbolos que evoquen elegancia y peruanidad. 

  • Innovación digital: impulsar playlists, miniseries, colaboraciones musicales y plataformas interactivas. 

  • Activaciones culturales: organizar rutas del criollismo, talleres y festivales en barrios tradicionales. 

  • Educación e institucionalidad: integrar la música criolla en programas escolares, políticas culturales y una marca país como “Perú Criollo”, promovida por PromPerú y el Ministerio de Cultura. 

Marketing cultural e identidad peruana 

El desafío está en tender puentes intergeneracionales donde las jaranas tradicionales convivan con reinterpretaciones modernas. Los nuevos criollos surgen tanto en los callejones como en universidades, estudios y plataformas digitales

Rebrandear la música criolla es pasar de la nostalgia al futuro, transformándola en una experiencia comunicacional que reafirma la identidad peruana y conecta con nuevas audiencias. 

El criollismo no es un eco del pasado, sino un patrimonio vivo que sigue cantando con guitarra, cajón, alma y corazón la historia del Perú. 

 

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