Desde el surgimiento de la relación estado - sociedad, el ser humano ha buscado una forma de gobierno que idealmente logre los primordiales objetivos de este contrato social donde un estado constituido es ejecutado por un gobierno que vele por la seguridad y la vida digna de su población. A lo largo de la historia se han planteado diversos modelos, con distintos lineamientos ideológicos, políticos, sociales y económicos. Sin embargo, a pesar de las diferencias en sus perspectivas todos tienen un adversario en común, la corrupción. El presente ensayo busca visibilizar cómo independientemente del lineamiento ideológico o del sistema político que maneje un estado, la corrupción se convierte en un enemigo común, que termina afectando a la población y al desarrollo del país. Para el presente trabajo se tomarán el Estado de Bienestar y el Estado liberal como puntos de análisis para evaluar las falencias de sus propuestas y la relación de estas con la corrupción.

La Revolución Industrial trajo consigo una creciente desigualdad social y con esto una diferencia importante en el acceso a recursos de su población. Tras el estudio de esta situación, y observando la desigualdad como una realidad en aumento, surge la propuesta de un Estado Social, que se basa principalmente en la búsqueda de la igualdad. Por otro lado, se encuentra la propuesta de un Estado Liberal, del que en breves palabras se desprenden la seguridad, propiedad y libertad como sus objetivos primordiales. Sin embargo, la evolución de las sociedades en el tiempo ha vislumbrado nuevas necesidades que han traído consigo la propuesta de nuevas formas de estado, en tal sentido surge el planteamiento del Estado de Bienestar, el que se compondrá en esencia tanto de la libertad como de la igualdad, nutriéndose de ambos conceptos y finalmente proponiendo un estado que asegure un acceso a derechos y necesidades para toda su población de modo igualitario, teniendo a su vez respeto a la libertad individual.

Teniendo lo dicho presente, se procederá a analizar el Estado Liberal y su relación con la corrupción. A nivel político, este estado constitucionalmente crea condiciones favorables para la economía de mercado, a través de la seguridad jurídica y la garantía de libertades con especial mira a la propiedad. En el ámbito social, se vela por la plena vigencia del respeto a las libertades individuales conforme a lo establecido jurídicamente y en el aspecto económico, claramente es una economía de libre mercado. Esta propuesta económica plantea la no intervención por parte del Estado, ya que se afirma que la economía dejaría de ser de libre mercado y se pasaría a otro tipo de sistema económico, como una economía mixta, y este hecho no permitiría el total desarrollo de las oportunidades de la oferta y la demanda. En esencia el Estado liberal plantea una economía con libre mercado, libre competencia y libre comercio.

Sin embargo, se alega que el mercado no es del todo libre debido a la existencia de impuestos, posiciones de poder, subsidios, entre otros aspectos regulados por el Estado, a lo que en contraste con el planteamiento teórico de la economía de libre mercado se busca que el Estado no intervenga nivel económico y éste sea gestionado por el sector privado regulado por una mano invisible, he aquí una de las importantes falencias de la propuesta liberal, ya que el estado tiene que velar no solo por el pleno ejercicio de las libertades sino también por más complejos derechos como el acceso a la educación y a la salud, y en la práctica un mercado sin ninguna supervisión puede ser potencialmente peligroso, sobretodo teniendo presente realidades como la corrupción. Si bien parte del fundamento de restringir la intervención del estado en la órbita económica es evitar la corrupción, en la práctica un estado liberal también puede ser corrupto, además de tener que enfrentarse a actos de corrupción provenientes de un sector privado con mucho poder. Lo que es más, es parte de las funciones del estado velar por el bienestar de su población y ante fallos en el sector privado es el estado el tiene que hacerse presente en pro de la estabilidad de la economía. Un ejemplo, es la gran crisis financiera ocurrida en 2008, originada por el problema de las hipotecas subprime de los Estados Unidos, esta crisis se logró resolver en gran medida a la participación del Estado, que rescato instituciones financieras, tomó como medida el dar préstamos con dinero público a bancos de bajo interés para evitar entrar en bancarrota, incluso bajo las tasas de interés de los bancos centrales, hechos que solo el Estado está en la potestad de gestionar.
De este modo observamos falencias tales como la desatención a la creciente desigualdad de clases, la desproporcionada distribución de la riqueza, la creciente tendencia en desacuerdo con este sistema y la realidad de que alejar al estado de involucrarse en la economía no termina por viablemente evitar la corrupción en el Estado liberal, por el contrario incluso acrecienta la posibilidad de corrupción en un nivel privado sin supervisión, llevan a la búsqueda de otra estructura estatal que pueda, de algún modo, hacer frente a estas falencias y atender las necesidades de realidades sociales que sienten el peso de la desigualdad y la pobreza. Ante la decadencia del Estado liberal y las falencias del Estado Social se propone el Estado de Bienestar que pretende rescatar las fortalezas de ambas propuestas para aplicarlas dentro de la postura que se analizará a continuación.
La complejidad del desarrollo ideológico del Estado de bienestar radica primordialmente en el hecho de que se nutre de dos propuestas de estado bastante diferentes, sin embargo, el marco de su política consiste en proveer con equidad a su población las necesidades básicas, así mismo, promover la igualdad de oportunidades y la búsqueda de una repartición de las riquezas de modo más equitativo, respetando las libertades individuales. Dentro de los pilares de su política de estado están, el acceso a la salud, la seguridad social, el acceso a la educación y los servicios sociales, estas son características sociopolíticas del estado de bienestar, sin embargo, ¿Cuáles son los lineamientos políticos y económicos para poder llevar esto a cabo? Claramente el estado interviene en la economía, y para que un estado tenga la capacidad de brindar estos accesos a su población de modo gratuito, necesita ser un estado con gran poder adquisitivo, en este sentido el Estado recauda una importante suma de dinero primordialmente a través de impuestos. Como fortalezas, se puede resaltar que se garantiza en buena parte el acceso a la educación y la salud, los cuales están estipulados como derechos, un ejemplo de su funcionalidad puede verse en ciertos contextos europeos actuales, por otro lado, una de sus debilidades es la potencial peligrosidad de un estado con demasiado poder.
Un estado con una gran cantidad de poder, intervención e influencia puede generar dependencia por parte de la población, además surge el cuestionamiento de que frente a un estado con un poder casi absoluto que organismo es el que lo regula. Y entre una de las razones de porque este hecho podría delimitarse como una falencia es la posibilidad de que el estado se corrompa, o que frente al ingreso de gobierno corrupto este se desvirtúe. La corrupción puede llegar a tener una estrecha relación con la vulneración de derechos humanos, por ejemplo, de acuerdo con Báez, J & Jongitud, J. (2014) “(…) en términos generales, los países en los que existe baja percepción de corrupción en sus esferas pública y privada, tienden a desarrollar también sistemas educativos (…) Lo cual permite vislumbrar la forma en la que la corrupción puede impactar el derecho a una educación de calidad.” (pp. 141). En el trabajo citado se analiza la influencia de la corrupción sobre el derecho a una educación de calidad, y como lo ilustra la cita, un estado corrupto impacta negativamente en el acceso a este derecho. Finalmente, si bien tiene aspectos positivos y se ha visto cierta efectividad en la práctica, también cuenta con el peligro de que sus objetivos se desvirtúen y se corrompan, y con esto la eficiencia de la administración estatal.

En conclusión, observamos cómo independientemente del lineamiento ideológico o del sistema político que maneje un estado, la corrupción es un enemigo común al que erradicar. Tanto en un Estado de Libertad como en un Estado de Bienestar la corrupción termina desvirtuando sus objetivos haciendo que el estado deje de velar de modo eficaz por su población y que sus ideales teóricos sean cuestionables en la práctica. Esta situación siempre termina perjudicando a la población, sobre todo a las poblaciones vulnerables y de bajos recursos, y esto a su vez limita el desarrollo del país. Ante esto, se invita a la toma de conciencia por parte de los gobernantes y funcionarios públicos. Lo que es más, en pro de visibilizar este problema global, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado el 9 de diciembre el Día Internacional contra la Corrupción, con lo que busca resaltar la importancia de prevenir y luchar contra la corrupción y su impacto negativo tanto a nivel nacional como internacional. Considero importante la continua búsqueda del perfeccionamiento del órgano estatal y la evolución de la forma de gobierno a una que logré optimizar aún más la relación Estado - Sociedad, velando por mecanismos que prevengan y actúen frente a actos corruptivos, dando vías a los países para lograr un desarrollo a nivel nacional y en su desempeño dentro del sistema internacional.

Escrito por:

Paula Francesca Caviglia Medina
Alumna de la facultad de Derecho USIL