Luego de dos años de aislamiento social, niños, adolescentes y jóvenes han retornado a sus aulas, variando de una educación a distancia a la presencialidad y con ello, nuevas formas para adaptarse a la “nueva realidad”. Sin embargo, ¿se puede afirmar que es una nueva adaptación sólo para los estudiantes?, evidentemente que no. Los padres de familia también vienen retomando sus rutinas, trabajo presencial, horarios, tareas, entre otros temas que ocupan un interés primordial. El presente artículo tiene la finalidad de reflexionar acerca del rol que hoy cumplen los padres de familia, luego de ser “cuidadores” a tiempo completo, en algunos casos, desfalleciendo en el intento de mantener una relación armónica con sus hijos.

Es imprescindible señalar que la familia como núcleo principal de socialización y comunicación es el primer lugar donde se fomentan los valores, actitudes y personalidad de niños y niñas; así mismo, son los padres los primeros y únicos responsables de su formación integral. Dicho esto, podríamos preguntarnos qué necesitan hoy en día nuestros hijos e hijas en estos escenarios, cómo podemos ayudarlos a gestionar mejor la vuelta a clases, cuál debería ser nuestra participación y, por último, están preparados para lograrlo con éxito. Sin duda, el contexto actual muestra a niños, adolescentes y jóvenes presentando diversas dificultades como, estrés, miedo, ansiedad, dificultad para prestar atención, para participar activamente en clase, entregar tareas puntualmente, entre un sinfín de problemas que tienen en común el aspecto socioemocional de los educandos. A continuación, brindamos algunas pautas en beneficio del desarrollo óptimo de los estudiantes:

  • Valida y/o reconoce sus emociones, procura escucharlos, regálate el tiempo para conversar con ellos y saber cómo se sienten, en otras palabras, conectar de corazón a corazón.
  • Ayúdalos a gestionar lo que sienten, a expresar la emoción que los acompaña. Para ello es fundamental enseñarles desde pequeños acerca de la importancia de la honestidad emocional y de las diversas alternativas para gestionar sus emociones.
  • Permíteles que comenten acerca de lo que les gustaría hacer con su sentir, qué decidirán hacer, pero sobre todo a asumir con responsabilidad las consecuencias de sus comportamientos.

Teniendo este marco, podemos señalar que se requiere revalorizar el papel de los padres de familia, dejando atrás lo meramente instructivo. Ellos son y serán los principales agentes de contención y apoyo emocional, una tarea indelegable.  El desarrollo de las competencias socioemocionales permitirá a los estudiantes ser más conscientes de sus emociones, aprender a autorregularse, desarrollar empatía con sus pares, tomar decisiones responsablemente, desarrollar habilidades socioemocionales entre sus compañeros y hasta lograrán mejorar su rendimiento académico. ¿Te animas, a adoptar este nuevo rol como madre o padre de familia?

Fuentes de Investigación:

  • Blanco, R. Y (2004), Participación de las familias en la Educación Infantil Latinoamericana. Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe.
  • Cano, R. y Casado, M. (2015), Escuela y familia. Dos pilares fundamentales para unas buenas prácticas de orientación educativa a través de las escuelas de padres. Revista electrónica interuniversitaria de formación del profesorado.

Escrito por:

Carolina Muñoz Soriano

Doctoranda en Educación por la Universidad Femenina del Sagrado Corazón. Magister en Asesoramiento Educativo Familiar. Magister en Neuropsicología y Educación.