suelo-contaminado

Existe un desafío enorme para contrarrestar la contaminación que se traduce en una guerra constante y extensa entre la naturaleza y el impacto de la industria por la dependencia de los combustibles fósiles.

Los derrames de petróleo representan un daño biológico al afectar la fertilidad del suelo y obstaculizar la germinación de nuevas plantas. Los suelos contaminados por hidrocarburos representan un problema serio entre todas las formas de contaminación, lo que significa también un llamado urgente a la acción.

La innovación en la ingeniería nos permite encontrar nuevas técnicas para evitar la degradación ambiental. Un ejemplo de esto es la biorremediación, es decir, el mundo microscópico, donde la naturaleza y la ciencia han establecido un pacto para enfrentar esta crisis.

La biorremediación es una rama de la biotecnología en el que se hace uso de organismos vivientes como microbios y bacterias para descontaminar áreas afectadas por agentes contaminantes. Esta se trata de una tecnología sostenible que ayuda a descomponer en sustancias menos nocivas el petróleo, considerando la temperatura, concentración de oxígeno, fuentes inorgánicas como fósforo y las variaciones de pH.

Sin embargo, uno de los limitantes para la remediación por microorganismos es la disponibilidad de su existencia en la naturaleza. Por ello, actualmente, existen propuestas que ya han sido testeadas in situ, como la siembra de microorganismos naturales y la bioestimulación suministrando nutrientes adecuados, como fósforo y nitrógeno, para permitir un ritmo potencial en la degradación de hidrocarburos.

Algunos estudios eficaces han sido para la producción de biosurfactantes, también conocido como biotensioactivos, moléculas que ayudan a reducir la tensión superficial e incrementan la biodegradabilidad. Para nutrir a las bacterias y hongos que las producen, se puede utilizar residuos agroindustriales como una fuente de carbono, una propuesta muy interesante principalmente para países privilegiados por su biodiversidad y que sufren las consecuencias de la contaminación.

Cabe resaltar que estos biosurfactantes no representan un impacto negativo para los demás microorganismos, pues se realiza un equilibrio en el suministro de nutrientes. Estas moléculas y su habilidad para romper las cadenas de los hidrocarburos muestran que la naturaleza también es una aliada poderosa para rehabilitar suelos contaminados.

De la misma manera, también se pueden usar estas herramientas para la biodegradación de plásticos y tomar medidas para un futuro más limpio mientras trabajamos en armonía con el medioambiente.

Escrito por:

Andrea Marité Dávila Cabanillas

Estudiante de Ingeniería Industrial y Comercial en USIL.