Descubre los mitos y verdades de los aditivos alimentarios, su regulación, beneficios y cómo influyen en la seguridad de los alimentos.

Por: Mayra Lucía Anticona Barreto, docente investigadora de la carrera de Nutrición y Dietética de USIL y doctora en ciencias de la alimentación. 

En la actualidad, los aditivos alimentarios son una parte integral de la industria alimentaria. Estos compuestos químicos se utilizan para mejorar la apariencia, el sabor y la textura, además de aumentar el periodo de conservación e inocuidad de los alimentos procesados.

Sin embargo, a pesar de su uso generalizado, persisten numerosos mitos y preocupaciones sobre sus efectos en la salud humana. A continuación, se analizan los mitos más comunes y se contrastan con la evidencia científica disponible. 

 

¿Qué son los aditivos alimentarios? 

Los aditivos alimentarios son sustancias añadidas a los alimentos para cumplir una función tecnológica específica, como preservación, coloración o saborización. Existen diferentes tipos de aditivos, clasificados según el efecto que tienen en el alimento: 

  • Conservantes 

  • Colorantes 

  • Antioxidantes 

  • Potenciadores de sabor 

  • Emulsionantes 

  • Estabilizantes 

  • Agentes enzimáticos. 

Al tratarse de una gran variedad de sustancias con diferentes funciones, estos compuestos han sido sometidos a rigurosos estudios y controles por autoridades sanitarias como la FDA, la EFSA y el Comité Mixto FAO/OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA). Además, cada compuesto cuenta con una ingesta diaria admisible (IDA), es decir, la cantidad que una persona puede consumir diariamente durante toda su vida sin riesgos para la salud. 

Regulación de los aditivos alimentarios 

Los aditivos alimentarios están sujetos a estrictas normativas y deben pasar pruebas de seguridad antes de ser aprobados. En Estados Unidos, la FDA regula mediante la Ley de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos, así como la Ley de Empaque y Etiquetado Justo. En Europa, la EFSA realiza evaluaciones exhaustivas basadas en la evidencia científica más actualizada. 

Por su parte, la FAO/OMS estableció la Norma General del Codex Alimentarius, que indica la dosis máxima permitida de una sustancia en una determinada cantidad de alimento. Asimismo, los fabricantes están obligados a declarar los aditivos en las etiquetas de los productos elaborados. 

Mitos sobre los aditivos alimentarios 

A lo largo de los años se han generado creencias y mitos alrededor de los aditivos empleados en los alimentos. A continuación, revisaremos algunos de los más conocidos. 

  • Todos los aditivos alimentarios son peligrosos para la salud (mito 1) 

Uno de los mitos más comunes es que todos los aditivos alimentarios son inherentemente dañinos. Sin embargo, numerosos estudios científicos y evaluaciones de seguridad demuestran lo contrario. 

Asimismo, según lo mencionado anteriormente, los aditivos alimentarios aprobados para su uso son evaluados exhaustivamente para determinar su seguridad. La exposición a estos compuestos en las cantidades permitidas en los alimentos no representa un riesgo para la salud humana. 

Por ello, es importante tener en cuenta que la toxicidad de un aditivo depende de su naturaleza y dosis, y la mayoría de los aditivos alimentarios se utilizan en niveles que no representan peligro alguno para la salud. 

Además, ya sean aditivos naturales o sintéticos, deben cumplir con los mismos estándares de calidad exigidos por las normativas vigentes, las cuales garantizan que los consumidores no sufrirán efectos adversos si se ingieren en las dosis aprobadas. 

  • Los aditivos alimentarios causan cáncer (mito 2) 

Existe la creencia de que los aditivos alimentarios causan cáncer. Si bien es cierto que algunos aditivos, como el ácido benzoico, pueden formar compuestos dañinos en condiciones específicas y en concentraciones muy altas, los niveles permitidos en los alimentos son significativamente más bajos y seguros. 

Las agencias de salud internacionales, como la EFSA y la FDA, han establecido límites de seguridad estrictos para cada aditivo, basados en estudios científicos a largo plazo. Estos límites aseguran que la exposición a aditivos alimentarios no represente un riesgo significativo para la salud humana, incluido el riesgo de cáncer. 

  • Los aditivos alimentarios provocan hiperactividad en los niños (mito 3) 

En 2007, un estudio realizado en Southampton, Reino Unido, sugirió que ciertos colorantes artificiales y el conservante benzoato de sodio podrían estar asociados con un aumento en la hiperactividad en los niños. Sin embargo, estudios posteriores no han podido confirmar de manera concluyente esta relación. 

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) evaluó la evidencia disponible y concluyó que no hay pruebas suficientes para establecer una relación directa entre el consumo de aditivos alimentarios y la hiperactividad en los niños. 

No obstante, algunos países han optado por incluir advertencias en las etiquetas de los productos que contienen ciertos colorantes, para que los padres puedan tomar decisiones informadas.

  • Los alimentos orgánicos no contienen aditivos (mito 4) 

Existe la percepción de que los alimentos orgánicos no contienen aditivos alimentarios. Sin embargo, esto no es del todo cierto. Aunque la producción orgánica restringe el uso de ciertos aditivos sintéticos, todavía permite el uso de algunos aditivos naturales o procesados mínimamente, como el ácido ascórbico (vitamina C) o el ácido cítrico. 

Estos aditivos se utilizan para garantizar la seguridad, calidad y conservación de los productos orgánicos. Por lo tanto, es un error pensar que los alimentos orgánicos están completamente libres de aditivos. 

  • Los alimentos con aditivos son menos saludables (mito 5) 

La presencia de aditivos alimentarios en un producto no necesariamente lo hace menos saludable. La salud de un alimento depende de su composición nutricional global, no de la presencia o ausencia de aditivos. 

Por ejemplo, un alimento alto en grasas saturadas, azúcares o sal puede ser poco saludable, aunque no contenga aditivos. Por el contrario, un alimento con aditivos puede ser nutricionalmente equilibrado y seguro para el consumo.

  • Todos los aditivos alimentarios son químicos artificiales (mito 6) 

Otro mito común es que todos los aditivos alimentarios son productos químicos artificiales creados en laboratorios. En realidad, muchos aditivos provienen de fuentes naturales. 

Por ejemplo, la lecitina se extrae de la soya o el girasol, y el ácido cítrico proviene de frutas cítricas. Además, algunos aditivos se producen a partir de procesos biotecnológicos utilizando microorganismos. Estos aditivos naturales y biotecnológicos cumplen con las mismas funciones que sus contrapartes sintéticas y están sujetos a las mismas regulaciones de seguridad. 

Verdades sobre los aditivos alimentarios 

Más allá de los mitos, también existen verdades respaldadas por la evidencia científica. 

Los aditivos alimentarios garantizan la conservación y seguridad de los alimentos 

Los aditivos desempeñan un papel crucial en la conservación de alimentos. Gracias a ellos, se prolonga la vida útil de los productos y se previene el crecimiento de microorganismos patógenos que pueden causar enfermedades.

Los aditivos alimentarios pueden causar alergias

Aunque la mayoría de los aditivos alimentarios son seguros para la población en general, algunas personas pueden ser sensibles o alérgicas a ciertos compuestos, como los sulfitos o los colorantes artificiales. 

Por esta razón, las normativas obligan a que los fabricantes declaren en las etiquetas la presencia de aditivos que puedan causar reacciones adversas. 

Se puede consumir aditivos alimentarios de forma regulada

En la dieta moderna, los alimentos procesados representan una parte importante del consumo diario. Esto ha incrementado la exposición a los aditivos alimentarios. Sin embargo, los organismos de salud recomiendan que el consumo se mantenga dentro de los límites establecidos, garantizando así la seguridad alimentaria. 

La clave está en la moderación y en mantener una dieta equilibrada que incluya alimentos frescos y naturales. 

Las etiquetas de alimentos ayudan a identificar aditivos alimentarios

El etiquetado de los alimentos es una herramienta fundamental para informar a los consumidores sobre la presencia de aditivos. Las normativas exigen que los aditivos se mencionen en la lista de ingredientes, ya sea por su nombre específico o por un número de identificación internacional (como los números “E” en Europa). 

Esto permite que los consumidores, especialmente aquellos con alergias o sensibilidades, puedan identificar y evitar los aditivos que podrían afectar su salud. 

Conclusión 

Los aditivos alimentarios son una parte esencial de la alimentación moderna. Aunque existen numerosos mitos sobre sus efectos en la salud, la evidencia científica demuestra que son seguros cuando se consumen dentro de los límites establecidos por las autoridades sanitarias. 

Es fundamental promover una comunicación clara y basada en evidencia para disipar los mitos y permitir que los consumidores tomen decisiones informadas sobre su dieta.

 

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