Descubre las causas de la anemia y cómo los tratamientos modernos ayudan a enfrentar este desafío de salud global.

Por Gustavo F. Gonzales
Decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad San Ignacio de Loyola
La anemia puede originarse por deficiencias nutricionales, enfermedades crónicas, factores genéticos o hemorragias agudas o crónicas. Afecta de manera desproporcionada a mujeres en edad reproductiva y a niños, con una alta carga de morbilidad y mortalidad, según estadísticas internacionales.
Cómo afecta la altitud al diagnóstico de anemia
En poblaciones que habitan en zonas de gran altitud, los niveles elevados de hemoglobina dificultan el diagnóstico, ya que los valores de referencia establecidos por la OMS pueden sobrestimar los casos de anemia y subestimar la eritrocitosis.
Además, las correcciones por altitud modifican significativamente las tasas de prevalencia, especialmente en niños sudamericanos, lo que puede conducir a diagnósticos erróneos.
Para combatir la anemia, es fundamental implementar estrategias personalizadas, contar con diagnósticos actualizados y fomentar una mayor concienciación, especialmente en regiones de altura.
Anemia grave: ¿cuándo se requiere una transfusión de sangre?
La anemia crónica se asocia a un incremento en la morbilidad, la mortalidad y los costos sanitarios a nivel global (Gardner y col., 2021; Turner y col., 2023).
Cuando los niveles de hemoglobina descienden por debajo de 7 g/dl, la anemia puede convertirse en una condición potencialmente mortal, con riesgo de insuficiencia cardíaca o complicaciones graves.
Este riesgo se incrementa en cirugías mayores, ya que la anemia severa está relacionada con mayor mortalidad en el año posterior a la intervención. En estos casos, la transfusión suele indicarse cuando la anemia es moderada o grave (Li y col., 2025).
¿Cuáles son los niveles adecuados para indicar una transfusión?
Las transfusiones de sangre son esenciales para compensar pérdidas durante procedimientos quirúrgicos o traumatismos. No obstante, la evidencia sugiere que en muchos contextos clínicos pueden evitarse si los niveles de hemoglobina se mantienen entre 7 y 8 g/dl (Carson y col., 2021).
Una estrategia transfusional restrictiva (7 a 8 g/dl) ha demostrado ser tan segura como una estrategia más liberal (9 a 10 g/dl), aunque aún se requieren más investigaciones en pacientes con enfermedad coronaria, infarto agudo de miocardio, insuficiencia cardíaca o neoplasias mielodisplásicas (Carson y Brittenham, 2023).
Casos clínicos con alto riesgo de anemia
En pacientes con fractura de cadera, por ejemplo, la pérdida aguda de sangre causada por la lesión y la cirugía se agrava si existe anemia previa, situación común en adultos mayores.
En estos casos, las transfusiones alogénicas (ABT) pueden administrarse en distintas fases del tratamiento, aunque su uso aún genera debate debido a los posibles riesgos asociados (Lewis y col., 2023).
Otro caso relevante es la hemorragia posparto (HPP), una de las principales causas de morbilidad y mortalidad materna. En estas situaciones, las ABT ayudan a tratar la anemia y mantener una adecuada oxigenación.
Sin embargo, las transfusiones también pueden generar efectos adversos, entre ellos:
-
Reacciones hemolíticas
-
Lesión pulmonar aguda
-
Transmisión de infecciones
-
Eventos isquémicos
-
Sobrecarga circulatoria
Estas complicaciones pueden requerir nuevas intervenciones quirúrgicas, estadías hospitalarias prolongadas y mayor uso de medicamentos (Zdanowicz y col., 2023).
Ácido tranexámico: una alternativa eficaz ante el riesgo de sangrado
Ante los posibles efectos secundarios de las transfusiones, el uso del ácido tranexámico ha ganado relevancia como una opción efectiva para reducir el sangrado durante procedimientos quirúrgicos (Artykbay y col., 2025).
Este compuesto antifibrinolítico actúa inhibiendo la activación de la fibrolisina y también se utiliza en mujeres con sangrado menstrual abundante.
Una práctica que puede salvar vidas
Promover una transfusión de sangre segura, oportuna y adecuada es una estrategia que puede salvar vidas y mejorar la salud de miles de personas. Sin embargo, debe realizarse con criterio clínico y respaldo científico para evitar complicaciones y maximizar sus beneficios.
Si te interesó este artículo, te invitamos a conocer la carrera de Nutrición y Dietética de USIL, donde aprenderás a promover la salud, prevenir y tratar enfermedades mediante la alimentación y estilos de vida saludables.