Descubre cómo la grelina influye en el hambre, el metabolismo, el sueño y la conducta alimentaria.

Por: Vivian Geller 

Docente a tiempo parcial, con 22 años de experiencia en pregrado y posgrado. Nutricionista y Magíster en Bioquímica y Nutrición, con 25 años de trayectoria en consultoría nutricional. Asesora en empresas y capacitadora en colegios, certámenes científicos y universidades. Especialista en elaboración de información nutricional para empresas alimentarias y autora de artículos para medios de prensa.  

 

La grelina es una hormona peptídica descubierta en 1999, conocida principalmente por su capacidad de estimular el apetito. Se produce y libera en el estómago, enviando señales al cerebro para indicar cuándo está vacío y es momento de comer. Sus niveles aumentan entre comidas y disminuyen cuando el estómago se llena. Por esta razón, en personas que sufren de obesidad, los niveles de grelina suelen ser más bajos que en quienes siguen dietas restrictivas. 

El papel de la grelina en el apetito y la memoria 

Además de regular el hambre de una perspectiva fisiológica, esta hormona también impacta desde lo emocional y conductual. Actúa en el hipotálamo, donde se encuentra el centro de la saciedad, y forma parte de una red que modula las señales relacionadas con la alimentación. Esta hormona intensifica la respuesta cerebral ante estímulos alimentarios, activando áreas relacionadas con la atención, la memoria y la recompensa.

Grelina, metabolismo y almacenamiento de grasa 

Por otro lado, la grelina también influye en el metabolismo lipídico. Promueve el almacenamiento de grasa al activar neuronas orexigénicas del hipotálamo y estimular la expresión de proteínas asociadas a la acumulación de grasa en los adipocitos. A nivel periférico, impulsa procesos como la lipogénesis hepática, el aumento del tejido adiposo blanco y hasta la modulación de la sensibilidad gustativa.

¿Qué relación tiene la grelina con la glucosa, insulina y hormona del crecimiento? 

Uno de los efectos metabólicos más relevantes de la grelina es su capacidad para inhibir la secreción de insulina, lo que eleva los niveles de glucosa en sangre. Estudios en humanos han confirmado que la administración de grelina puede aumentar la glucosa sin modificar significativamente los niveles de insulina.  

Además, esta hormona estimula la liberación de la hormona del crecimiento (GH), que promueve la formación de músculo y la lipólisis, aunque sus acciones pueden parecer contrapuestas. Este tipo de mecanismos hormonales ayuda a comprender mejor cómo el cuerpo regula el azúcar en sangre y por qué es importante adoptar hábitos saludables para prevenir y controlar enfermedades como la diabetes.

Efectos adicionales: digestión, adicciones y sueño 

Cabe señalar que la grelina también se ha vinculado con la motilidad gastrointestinal, estimulando tanto el estómago como el intestino. Además, al actuar sobre la amígdala y el sistema de recompensa colinérgico-dopaminérgico, se le atribuye un rol en conductas adictivas relacionadas con la comida y el alcohol. Por último, se ha encontrado que altos niveles de grelina, junto con bajos niveles de leptina, están asociados con una menor duración del sueño, lo que sugiere su participación en la regulación del ciclo sueño-vigilia. 

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Referencias bibliográficas 

  • A.P. Coll, I.S. Farooqi and S.O’Rahilly. The Hormonal Control of Food Intake. Cell. 2007 April 20. 129(2): 251–262. 

  • Koutouratsas T, Kalli T, Karamanolis G, Gazouli M. Contribución de la grelina a la patogénesis de los trastornos gastrointestinales funcionales. World J Gastroenterol. 7 de febrero de 2019