Los OMG u organismos genéticamente modificados, son organismos que han sido alterados de forma artificial mediante ingeniería genética (Ticona y Cárdenas, 2014); la cual permite incorporar genes de otra especie a un organismo, como en el caso de los transgénicos (Reyes y Rozowski, 2003). Su liberación o incorporación como parte de la agricultura y alimentación, es un tema de debate a nivel mundial. Sin embargo, ¿Qué tanto sabemos sobre los OMG? Según Spendeler (2005), la rápida expansión de estos productos contrasta con la escasez de investigaciones; que, en su mayoría, son sustentadas por las mismas empresas que los producen.
Argumentos a favor

  • Permiten sembrar en nuevas zonas geográficas que eran inutilizadas. Según Ticona y Cárdenas (2014), la modificación genética posibilita llevar cultivos a áreas con características climáticas extremas, resultando también beneficioso para lugares sin superficies de siembra que usualmente recurren a la deforestación.
  • A gran escala, son una opción que genera más ganancias en comparación al método tradicional. De acuerdo con Bachmann (2017), la industria biotecnológica desarrolla productos que mejoran el rendimiento y la calidad de las cosechas, además de buscar nuevas formas de simplificar y reducir los costos del procesado de alimentos.
  • El uso de OMG puede estabilizar y proporcionar alimentos a grupos sociales desfavorecidos. Ciertamente, esta tecnología beneficiaría el suministro de productos alimentarios al mejorar la resistencia de los cultivos y aumentar su producción; también, las proyecciones muestran que, al modificar los nutrientes, podría reducir deficiencias nutricionales en la población (Badghan et al., 2020).

Argumentos en contra

  • Son incompatibles con la biodiversidad, la producción sostenible y ecológica. Esto se debe a que intensifican los monocultivos, causando pérdida de diversidad genética; aumenta la vulnerabilidad ante plagas y dependencia de fertilizantes; contamina a los cultivos convencionales al transferir genes transgénicos; y puede dañar a organismos benéficos del ecosistema. (Bachmann, 2017).
  • Existe riesgo de monopolización y consecuente segregación de países en desarrollo. Según De la Torre (2012), solo cinco compañías controlan el 60% del mercado de pesticidas y casi el 100% de semillas transgénicas; comprometiendo a que la transferencia tecnológica dependa de estas empresas, en lugar de establecerse por políticas económicas globales.
  • No se puede afirmar que los OMG contribuirán a un reparto justo de los recursos naturales. De hecho, estos cultivos no producen semillas, industrializan la agricultura y se prioriza los productos más comerciales para el mercado mundial, dejando de lado las necesidades locales y la biodiversidad; lo que aumentaría las desigualdades entre países pobres y ricos. (Spendeler, 2005).

El avance de la ingeniería genética en la alimentación trae tanto beneficios como riesgos para toda la cadena de valor; sin embargo, la procedencia de las investigaciones y la escasez de las mismas vuelve necesaria una regulación más estricta en su ejecución. Independientemente, es necesario que nos mantengamos informados no solo sobre los organismos modificados genéticamente, sino también de los avances biotecnológicos, para así evitar que el debate en torno a los OMG opaque las aplicaciones positivas de esta tecnología en otros campos.

Fuentes de investigación:

Escrito por:

Claudia L. Reategui Morales
Egresada de Gastronomía y Gestión de Restaurantes y miembro del Club de Embajadores HTG.