Para quienes aún no han escuchado el nombre Aliexpress les comento que se trata de un brazo de la poderosa corporación digital china Alibaba, dirigida por uno de los nuevos gurús del emprendimiento, Jack Ma. Esta tienda online está enfocada, a diferencia de Alibaba, a personas y negocios pequeños, llamadas Mypes. A través de su plataforma digital de e-commerce pone a disposición del usuario una amplia gama de productos para el hogar, electrónicos, moda, deportes, entre muchas otras categorías.
Aliexpress fue fundada en el año 2010 y, si bien se enfocaba en un principio a vender a clientes asiáticos y algunos países de Europa oriental, rápidamente se expandió a nuevos mercados, entre ellos el latinoamericano; marcando un antes y un después para los micronegocios y el hábito de comprar en línea. Recientemente, y en múltiples ocasiones, he escuchado frases tales como: “Me pago mi carrera con Aliexpress”, “cubro mis gastos con Aliexpress”, “¡qué Fuxion ni qué Fuxion!: Aliexpress”. Definitivamente la intriga fue creciendo y, sobre todo, porque entre los jóvenes peruanos la palabra Aliexpress se escucha más que la mismísima Amazon. Salvando las distancias, pero entiéndase como analogía, vino a mi mente la primera etapa de Kola Real en Lima, nadie de mi entorno sabía realmente dónde estaba, pero el nombre asomaba en cada conversación. Después de su éxito en provincia Kola Real incursiona en el mercado limeño, situándose en pocos distritos. Progresivamente, y de la mano de diversas estrategias de marketing, comienza a hacer acto de presencia en cada punto de la capital, sea a través de formato tradicional o moderno. Su oferta fue simple de entender desde el inicio: cantidad vs. precio. Como ya se sabe, la empresa hoy en día mantiene una propuesta similar, pero con valor agregado en muchos de sus productos. En el caso de Aliexpress el gancho para su público objetivo es similar y simple también: calidad vs. precio y sumémosle quizás una palabra mágica: free shipping, quizás la palabra, junto a “I love you” más entendible y querida de la lengua inglesa en el mundo entero.
Hace algunos días estaba en búsqueda de una buena carcasa para mi nuevo celular, un Motorola 5G Plus de 5.5 pulgadas. Sin embargo, no quería cualquier “case” de precio bajo. Quizás sea un prejuicio, pero en rubros como el tecnológico la asociación precio - calidad funciona, sobre todo cuando la venta no es impulsada por alguna promoción en particular. Por esos motivos me dirigí a uno de estos nuevos corners de accesorios para celulares que se encuentran ubicados en las entradas de algunos supermercados. Después de una breve búsqueda encontré el que quería, todo perfecto menos el precio, 50 soles por un case me pareció exagerado, inclusive considerando los costos adicionales que el vendedor tiene que asumir para poder estar ubicado donde está ubicado (alquiler, personal, etc). Le tomé una foto al case por si acaso cambiaba de opinión. Por curiosidad, al regresar a casa, entré a la página de Aliexpress y busqué el mismo case. Una opción de búsqueda permitía enviar la foto que tenía guardada en mi celular para ver si se encontraba en su stock y lo encontró. Exactamente el mismo case, con diferente precio. El accesorio se vendía a US$ 2.10, al tipo de cambio, ¡S/ 6.80! La diferencia era contundente, 7 veces más barato es tentador para cualquier persona común, pero es casi compra obligada para algún emprendedor que decida crear su negocio individual de microescala de accesorios tecnológicos.
Este rotundo liderazgo en costos, logrado, en gran medida, por las diferenciadoras economías de escala que se obtienen al fabricar en China, me llevan, irremediablemente, a meditar en un término que quizás hemos escuchado antes, “compra por impulso digital”. Hace unos años era quizás inimaginable pensar si quiera en comprar en línea; esta negativa era sostenida por sólidos argumentos tales como escasa seguridad, miedo de que clonen la tarjeta de crédito, o que simplemente uno tiene que ver y tocar para convencerse de comprar. Pues hoy en día se podría afirmar que existen soluciones para cada uno de esos argumentos. Desde sistemas de seguridad digital sofisticados que minimizan la posibilidad de que la transacción no se realice o que se hurte información hasta tecnologías de realidad virtual que crean sensaciones de compra digital “prácticamente tangibles”.
Aliexpress, a diferencia de muchas empresas digitales, posee un App realmente potente, el cual utiliza todos los insights imaginables para sugerir las mejores ofertas que uno espera ver en el día, vale decir, el producto ideal con un lindo moño de precio impensado y ofrecido en el momento correcto. Para los millenials y centennials (generaciones nacidas aproximadamente entre 1980 y 1997) es, simplemente, demasiada tentación. Ir de shopping, al igual que fumar, beber o apostar produce en el cerebro del ser humano una sustancia llamada dopamina, que, en palabras sencillas, genera sensaciones de placer y gozo. En el caso de actividades que pueden derivar en adicciones (como las arriba mencionadas) el placer se produce en el corto plazo, por lo que el mediano y largo plazo están condicionados a que dichas actividades sean equilibradas y moderadas. Por ejemplo, la compra por impulso, que generalmente se genera con bienes de bajo costo, dígase una tableta de chocolate de 8 soles, hoy en día se genera también comprando un polo online a través del App de Aliexpress. A todo lo anterior hay que sumarle una estrategia de marketing digital quirúrgicamente diseñada, en la que tenemos actores principales y secundarios trabajando día a día para Aliexpress, Redes Sociales como Facebook, Instagram, Snapchat, YouTube, bloggers, influencers, etc.
En conclusión, estamos todos, en calidad de testigos, presenciando una nueva y tenaz forma de generar negocios adaptados a los nuevos estilos de vida globales; en los que aquellos que parpadeen simplemente perderán.